Tenía muy claro que la oportunidad que le llegase la debía agarrar sin mediación o duda alguna. De lo contrario, todo el sufrimiento y toda la espera que aguantó estoicamente en ese sitio imaginario que tanto pesa a los toreros como es "el banquillo", sería en vano. Ahora que es la revelación de la temporada, aguarda con tensión -y confianza- a que uno le meta la cara de verdad para gritarle al mundo lo que ya ha apuntado y más, a sabiendas que el toreo actual es un sucedáneo de todo lo que nos han transmitido los que tuvieron a bien inocularnos este veneno. Como un día le leí a un gran periodista, "la verdad no tiene prisa, pero nunca llega tarde". Este buen torero es claro ejemplo de ello.
¿Se considera un amigo de la verdad?
El toreo es verdad, es respeto y verdad. En mi caso creo que es una de las cosas fundamentales que llevo en mi carrera, ir siempre por derecho en todo lo que hago tanto dentro como fuera del toro. Eso se ve cuando estás delante de los animales lógicamente.
Falta un poco de eso, de verdad en el toro en otros aspectos.
Si delante del animal es todo verdad sí que es verdad que fuera del toro hay veces que se echa eso de menos. Eso de lo que hablábamos antes, ese respeto y esa verdad deberían tenerse fuera de lo que es la cara del toro.
¿Cambiará algo de su historia?
La historia de mi carrera se está escribiendo poco a poco. No cambiaría hasta hoy día nada y si las cosas se están dando así es porque todo tiene un proceso. Estoy contento con la evolución que estamos teniendo, abriéndonos camino hacia adelante. Seguiría esta misma senda que se está dando porque seguro que va a ir a más.
En el día a día, los mortales que no somos toreros notamos muchas veces la lógica sensación de cansancio cuando se va en busca del éxito. No me quiero ni imaginar cuando uno es torero.
La verdad es que sí. Si las orejas no tuvieran tanta importancia cuando uno las necesita se torearía mucho mejor. Te quitarías muchas presiones de encima y te abrirías mucho más delante de los animales. Por mi parte, estoy intentando dejar el tema triunfo de un lado para poder hacer eso mismo, sacar lo mejor de mí.
Eso es lo contrario a lo que predomina en estos tiempos.
A ver, es fundamental cortar orejas todos los días y responder en plazas importantes para que te sigan llamando y te sigan saliendo contratos aunque claro está también que cuando uno se preocupa tanto en cortar orejas, llega el ansia al vestirte de luces. Fíjate, intento mentalizarme mucho para poder dar el nivel que estoy dando en el campo y pasarlo a la plaza. Sé que me hacen mucha falta las orejas pero intento dejar eso de lado para que todos los profesionales y los aficionados puedan ver una evolución mayor en mí. Tiraría por otros derroteros si me preocuparan los trofeos.
Le puedo confirmar que lo está consiguiendo.
Poco a poco voy trasladando cosas. Hay que evolucionar. Todavía no se ha visto del todo en la plaza a la altura en la que he estado cuajando animales en el campo. Esa es la mayor obsesión que tengo. Que me vean en una plaza cuajando un toro de principio a fin como los cuajo en el campo.
Su realidad ha cambiado mucho en un año. Lo que es el toreo, ¿verdad?
El año pasado toreé una corrida y en estas fechas no tenía absolutamente nada. Estaba pendiente por si toreaba en Perú. Todo cambia en enero cuando cerré el apoderamiento con Julián Guerra y me pude ir con él a Salamanca para prepararme alejándome de todo. Día a día entrenando. Me está cambiando mucho la situación porque me enfoco mucho en el toro y le dedico el cien por cien al toro.
El tándem con Julián Guerra, ¿le ha hecho evolucionar?
Hemos cogido una confianza muy buena y sobre todo una complicidad muy buena. Nos entendemos muy rápido y al vivir las veinticuatro horas juntos allí en Salamanca sabemos cuándo necesito una cosa u otra. Me está aportando cosas que se van viendo en la plaza. No es un tópico, creo que más bien una realidad. Me hacía falta ese impulso de creerme que yo podía, que me lo dijeran. Ese ha sido el paso más grande que ha dado mi toreo.
¿Ha tardado el toro en poner en su sitio a Borja Jiménez?
Las cosas llegan cuando uno está preparado para asimilarlas y para aprovecharlas. Si esta situación llega años atrás, tal vez no hubiera tenido la madurez suficiente para afrontarlas y aprovechar el momento. Este año me han venido las cosas muy bien, corrida tras corrida en el momento que necesitaba y si es verdad que todavía en esas ocho corridas aún no me ha embestido uno por derecho, se van viendo cosas que se me habían intuido pero no visto del todo.
Cambio la palabra “toro” por la palabra “sistema”.
El toreo está montado de una manera que para meter cabeza hoy en día es muy difícil. Aún así, cuando uno da motivos muy fuertes al final no tienen más remedio. Es una realidad que es mucho más complicado que años anteriores. Antes, un golpe en plazas importantes te daba treinta o cuarenta corridas de toros. Hoy, te hacen volver a esa misma plaza para que lo tengas que volver a hacer. Esa es la gran diferencia. Un triunfo hoy en día vale para repetir en esa plaza pero no para que se te abran las puertas de todas las ferias. Tienes que dar varios golpes seguidos.
¿Hay miedo a que la dimensión dada no se refleje en los carteles?
Después de la temporada que llevo con la Copa Chenel y las dos tardes de Madrid y Pamplona lo normal es que tuviera un buen número de fechas pero bueno, están contando con nosotros en algunos sitios. Tengo que volver a dar la cara en plazas que no son fáciles como Cenicientos, la encerrona, la de Cuadri en Colmenar, etc. Hay que tirar la moneda al aire. El día que tenga un buen toro delante ojalá me vean toreando muy bien. -Te noto cierto inconformismo. Yo sé el camino que quiero llevar para conseguir mis objetivos en el toreo. Desde que empecé a torear sé donde tengo que ir y donde no. Para que te respeten hay que tener un camino claro. Sueño con estar en lo más alto del escalafón y lo sueño día a día.
¿En qué porcentaje es buena esa presión que se os pone a los que sacáis cabeza?
Es lo que hablábamos antes. Hay que aguantarla. Para torear cuarenta en un año no sirve un sólo triunfo. Tiene que haber un triunfo tras otro y sobre todo, que se te intuya que puedas estar al lado de una figura en las ferias.
¿Cómo de superior se siente un torero al torear despacio?
Es incomparable. Que un animal te pase cerca y despacio es precioso. Cuando uno lo consigue es incomparable, te emocionas al verlo. No te sientes superior pero tampoco te cambias por nadie.
Viéndole en el campo y en la plaza, he visto gusto y he visto poder. ¿Se puede navegar en esas dos aguas a la vez?
Es lo que estoy buscando. Torear bien a muchos tipos de animales, no sólo al bueno. De ahí esas horas con Julián. Poder torear bonito y profundo, que es cuando llega la rotundidad del toreo. A toros complicados también se les puede torear bien. Imponiéndote con una técnica muy depurada lo puedes hacer.
Hábleme de alguien especial. ¿Está pagado con dinero compartir inquietudes, vida, conceptos con Espartaco?
Soy un auténtico privilegiado por tener a alguien que es historia de esto y sobre todo de mantener una amistad tan bonita. Por otra parte es una responsabilidad porque oye, es un figurón y claro, hay que estar. De todas formas, cuando sale el complicado, verlo ahí a tu lado te hace dar el paso adelante en los momentos de duda. Soy un privilegiado al escuchar todos sus consejos y vivencias.
Es bonito responder a los que siempre han confiado.
La satisfacción que te da el devolverle toda esa confianza depositada en tí es muy bonito. Cuando nadie te echa cuenta y hay ciertas personas que ven algo más allá, pues ayuda mucho.