Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
Volver
Caramelitos mentolados para la faringitis
OPINIÓN | Radiografía de una (no) temporada

Caramelitos mentolados para la faringitis

Leo Cortijo

Una parte de mí, no se lo voy a negar, está deseando que termine esta temporada de mierda. Directamente, soy de los que piensa que no se puede catalogar ni como temporada. Más allá de las novilladas –sin duda, lo mejor– y de los contados festejos que se han dado, un curso taurino no puede ser tal si no se abre el portón de Valencia, Sevilla, Madrid, Pamplona, Bilbao, Albacete o Zaragoza, por poner solo algunos ejemplos.

Todas las corridas que el maldito coronavirus ha permitido dar –caramelitos mentolados de efímera duración– han sido de aquella manera... Plazas de tercera y cuarta, algún que otro empresario más pirata que Barbanegra, apariciones fugaces de las figuras o ni eso, el mismo torero anunciado a cascoporro, carteles que hacen daño con solo mirarlos, indultos a diestro y siniestro, giras de reconstrucción que no sé muy bien qué reconstruyen... El toreo, bajo mínimos. La gestión de la miseria.

Pues eso, como el que tiene una faringitis aguda y se toma un caramelito mentolado para calmar sus dolores. El efecto, con suerte, dura cinco minutos. Más no.

Es cierto que en el otro lado de la balanza, aunque pese menos, ha habido quien lo ha hecho bien. O al menos lo ha intentado. Ha arrimado el hombro todo lo que ha podido y más. Ha sido valiente, tenaz, constante y trabajador. Y todo porque esta temporada no se esfumara en blanco. Algo que, decían, podría ser lapidario para la tauromaquia.

Ahí está la madre del cordero... y del debate más importante. ¿De verdad hubiera sido tan perjudicial para el toreo no hacer nada este año? ¿No hubiese sido mejor armarse en todos los sentidos, preparar una estrategia de batalla y atacar el año que viene con todas nuestras fuerzas? Y es que, ¿no han considerado que la temporada del año que viene va a ser casi toda –por no decir toda– igual que ésta?

No hay respuestas axiomáticas para estos interrogantes, la verdad. Y no las hay porque ahora mismo lo único que no existen son certezas. Pero al menos, eso sí, démosle a esta hipótesis el beneficio de la duda. Llámenme perspicaz (espero que se note la ironía), pero creo que la faringitis causada por una infección bacteriana –la metáfora bien podría valer para la situación del sector taurino– se cura con penicilina, y no con caramelitos mentolados. Que están buenos, sí, pero valen para lo que valen.

Sigueme en Twitter Sígueme en Twitter @leo_cortijo
Comparte y comenta esta noticia: