Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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David de Miranda acompaña a la cumbre ganadera de Santi Domecq
Foto: MP
Feria de Abril de Sevilla

David de Miranda acompaña a la cumbre ganadera de Santi Domecq

Ignacio Muruve | Sevilla

La estampa de la feria, a falta de mucha feria, podrá ser, tras la muerte del sexto de la tarde de hoy, ver a la Maestranza girada entorno a la tapada figura de Santiago Domecq padre en el tendido cinco envuelto en una ovación de admiración y reconocimiento. Creo que tardaremos en olvidar un sexteto como este.

Garrido abrió la tarde desafiando al miedo en la puerta de toriles. Musculado y con la cara hacia adelante aunque algo despegado del suelo, “Saleroso” se empleó en los vuelos del extremeño, que soltó muñecas en unas verónicas más boyantes que reunidas. A la salida del peto, el toro

bajó revoluciones para quedarse en puro almíbar, con una clase ahormada que parecía la ideal. Cuando José Garrido se quedó a solas con él, se percibió en el tendido que había dos películas que ver con el mismo toro. Mientras por el derecho era la definición gráfica de lo que es el temple, por el izquierdo demandaba un trazo largo y mucho poder. Era como una prueba que pasar para llegar del todo al que paga. Garrido tranqueó bien la embestida, vaciando por debajo de la pala del pitón y jugando con los tiempos del animal. Un toro de nota alta en las libretas de la feria de abril 2024. Supo a poco la única tanda por ese pitón izquierdo que supuraba exigencia… y profundidad cuando se le llevaba largo. La oreja, bien concedida, cayó tras un espadazo en el sitio. Ovacionado el primero en el arrastre.

El tiempo, ese factor que tanto castiga a los toreros, hizo lo propio con David de Miranda al finalizar el segundo capítulo, todo protagonizado por la fabulosa bravura de “Diestro”. El descabello tiró por tierra una faena emocionante… y en la que estuvo por debajo del toro. El onubense pisó el ruedo de la Maestranza para dejar claro que está y que nunca se fue, pero con eso no basta. Hay que dominar y poderle a toros como este segundo, pura fogosidad en una movilidad de emoción incesante y que lo único que pedía -como si fuera poco- era obligación. Las tandas por el pitón derecho traían la inercia misma del animal, corrida la mano en una

verticalidad estática y estética, con finales de bella factura y buen hacer, pero como digo, sin poder no hay paraíso. La verdad descubre a cualquiera y en cualquier ámbito de la vida. Es transparente y certera. Y en el toreo la verdad no va más allá de la bravura. Es lo que le da sentido a todo el entramado que disfrutamos tarde a tarde. El animal de Santiago Domecq fue importantísimo y el “marcador”, si lo hubiera, marcaría con los neones en favor del ganadero. Rotunda ovación al toro en el arrastre y cariñosa y justa ovación a David de Miranda.

Leo Valadez se presentó en Sevilla y pasó dos tragos en un mismo toro: el de la indiferencia por parte de la plaza y el de la dureza por parte de un tercero que tenía opciones pero que no era un amigo. Pasaba con cierta clase el animal y se necesitaba una técnica depurada para meterlo en el canasto. En un descuido intentando voltear para dar uno de pecho, Valadez quedó prendido en los pitones del toro. Lo estoqueó y pasó a la enfermería, donde se descartó cornada interna.

José Garrido anduvo a medio gas con el buen cuarto. Parecía que Santi no iba a darnos tregua en cuanto a alegrías ganaderas. Por el izquierdo lo creíamos más complicado de lo que resultó franela en mano, y lo vimos cuando a David de Miranda por poco le levanta los pies dl suelo en el quite. Volvió a convencernos el toro por el derecho, que derrochaba clase en un ritmo constante. Como decía, por el izquierdo tampoco lo pudimos ver… al igual que el primero. No cogió vuelo el trasteo y el oponente marchó entre palmas al desolladero.

Cuatro de cuatro.La sublimación de la bravura. El éxtasis de la entrega. “Tabarro”, De Santiago Domecq, ha puesto muy cara la feria en lo ganadero. Ya lo había hecho la corrida en conjunto, toda una amalgama de embestidas con la que nos habíamos enriquecido como aficionados, pero el quinto era la cima del envío. Y David de Miranda cambió la moneda, cambió la factura con la que a priori, se iba a ir de esta tarde de toros en Sevilla. De hecho, podríamos haber contado una Puerta el Príncipe si después del circo que se creó en la plaza para intentar indultar a este gran toro le hubiera metido la espada como sí hizo en el segundo encuentro. Esta vez sí ralentizó la embestida, esta vez sí imprimió ese dominio ante la fuente inagotable de clase que era su enemigo. Los naturales crujieron el ambiente del todo. Los derechazos, conseguidos en un palmo de terreno, destrozaron los cimientos de la Maestranza, en plena ebullición en cada serie. Cuando el personal, perdido en una ceguera triunfalista total, pedía el indulto, José Luque Teruel impuso el mando necesario para pedirle a David que matara al toro, que por cierto, cantó a tablas en dos ocasiones. Dicho esto, del acierto se va al error. Incluso doble. El imperdonable, no darle la vuelta al ruedo al toro. El menor, dar dos orejas con un pinchazo.

Leo Valadez consiguió en el sexto romper, por momentos, el helado ambiente que se palpaba con el mexicano. También colaboró el noble animal para completar el seis de seis de Santiago Domecq. No cogió temperatura el capítulo y saludó una ovación para cerrar una tarde impresionante en lo ganadero.

Ficha del festejo:

Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. 3ª de abono. 2/3 de plaza.Toros de Santiago Domecq: Bravos en todo el conjunto. Encastado el 2º y extraordinario el 5º.

José Garrido: Oreja y ovación con saludos.

David de Miranda: Ovación con saludos y dos orejas.

Leo Valadez: silencio y palmas.

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