Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
Volver
El arrojo de Valadez y la casta de 'Catalejo'
El arrojo de Valadez y la casta de 'Catalejo'
El arrojo de Valadez y la casta de 'Catalejo'
El arrojo de Valadez y la casta de 'Catalejo'
El arrojo de Valadez y la casta de 'Catalejo'
El arrojo de Valadez y la casta de 'Catalejo'
El arrojo de Valadez y la casta de 'Catalejo'
El arrojo de Valadez y la casta de 'Catalejo'
El arrojo de Valadez y la casta de 'Catalejo'
El arrojo de Valadez y la casta de 'Catalejo'
El arrojo de Valadez y la casta de 'Catalejo'
El arrojo de Valadez y la casta de 'Catalejo'
Crónica Madrid | 15ª de la Feria de San Isidro

El arrojo de Valadez y la casta de 'Catalejo'

Darío Juárez

Una pancarta extendida por AJTE desde la Grada del 6 rezaba "Menos alcohol y más educación". Antes de entrar, todavía seguía en activo el boca a boca de la bochornosa tarde de ayer. Lógico, pues será difícil de olvidar. Después del día D, la empresa se estrenaba con un cartel de matadores-banderilleros. Pues sólo el tercer par de Escribano al 5° y el tercio completo del 6°, realizado por los tres, sirvieron de algo. El resto fue un sainete de pares o impares a toro pasado sin ninguna emoción. Valadez le arrancaría al último la única oreja de toda la tarde, tras una estocada que ya opta a la mejor de la feria. De ese mismo toro cobró una señora paliza y un pitonazo a la altura del oído, del que le empezó a manar un hilillo de sangre a modo de patilla. Corrida de cuatro toros de Torrealta, indigna de presentación para esta plaza, remendada con un par de Matilla que a la postre fueron los dos mejores.

Leo Valadez confirmaba su alternativa en la Monumental venteña tras cinco años como matador, desde que se doctorara en la Feria del Pilar de Zaragoza. Ese 1° paletón de García Jiménez traía un remolque de leña, las fuerzas justas para dejárselas prácticamente en el peto de Sandoval con la cara abajo en ambos encuentros y una arrancada carbonizada de riñones con la que tuvo que tragar el mexicano cuando ésta le bufaba las espinillas. Muy metido y poderoso el matador azteca, que fue afianzándose con el toro en la corta-media distancia. Más tropezado se daría el trasteo por el izquierdo, flanco por el que el toro salía mucho más deslucido y haciendo guiños a las banderas.

Menos templado en la muleta, pero valiente y más armónico con el capote se le vio con el novillito 6° -otro animal indecente para esta plaza- al que le arrancaría esa oreja tras una faena con defectos, pero con una entrega superlativa. En un natural de las dos tandas que le recetó, el melocotón se le colocó y lo empaló, Leo se agarró al derecho hasta que cayó al suelo. Y fue allí cuando el toro hizo presa por el matador azteca al tirarle un pitonazo seco a la cabeza que, segundos más tarde, le produciría un reguerín de sangre de la boca del oído hacía abajo. Medianamente recompuesto y sin vender la cogida, se volvió a poner delante y lo mató como se matan los toros bravos, es decir, por arriba. Y en el hoyo de las agujas enterró la espada. Y la oreja concedida.

Decía Manuel Escribano a Gonzalo I. Bienvenida en las líneas de El Mundo que llegaba a San Isidro sin presión. Y no hizo falta que lo jurase cuando creyó haber estado por encima del bombón 5° de Matilla -el segundo remiendo en discordia- por torearlo con los vuelos, sí, pero desde Manuel Becerra. Poco entregado se le vio al de Gerena, más allá que en las sendas portagayolas que ofreció y el tercer par de banderillas a ese 5° sentado en el estribillo de la Puerta Grande. Todo lo demás, muy pinturero y ocasional, sí, ya que sigo pensando que a Escribano -como algún que otro torero-, meterle en una corrida así en Madrid para él es algo a contraestilo; básicamente porque no está acostumbrado al toro tonto. Y al 3°, anovillado, flojo y deslucido, le porfió pero no logró limpiarle la embestida tosca y protestona que portaban sus formas.

El Fandi traía el sainete de banderillas meditado y masticado desde el hotel. Lo que no sabría es que había sorteado en 4° lugar un toro muy encastado que no supo por dónde le vino, pero sí cómo y por dónde se le fue. Que es el por el camino de la amargura del trapazo condescendiente, la falta de temple, distancias y una colocación paupérrima entre enganchones y muletazos que empezaban y terminaban siempre al hilo. Catalejo pedía mucho un mando capaz de ordenar tal ventolera de casta, pero allí no lo hubo. A la raspa que hizo 2° se lo llevó a toriles inentendiblemente. Es que hacía aire... ¿Y ese es el terreno para el toro que está en el filo? ¿Estaban allí los papelillos?

Al segundo muletazo, el torete cantó la gallina y le dijo, majos ven pa'ca tú que yo más allá de las rayas no te voy a regalar ni uno. Y allí se puso Fandi en una baldosa para robarle algún muletazo destacado, aunque la mayoría, sin ninguna confianza y sacando el culo para meter bragueta y que por allí pasara desfilando un escuadrón del Ejército de Tierra.

 

  • Monumental de Las Ventas. 15ª de la Feria de San Isidro. Más de media plaza en tarde ventosa. Se lidiaron cuatro toros de Torrealta y dos de Hnos García Jiménez (1° y 5°), muy mal presentados, con su castita falsa de más, otros de menos. Destacaron la casta del 4° y  la calidad del 5°.
  • El Fandi (azul marino y oro): silencio tras aviso y silencio.
  • Manuel Escribano (carmelita y oro): silencio tras aviso y vuelta al ruedo tras petición.
  • Leo Valadez (aguamarina y oro): ovación con saludos y oreja.
Sigueme en Twitter Sígueme en Twitter @dariojuarezc
Comparte y comenta esta noticia: