Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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El buen gallo canta donde quiera
CRÓNICA AGUASCALIENTES | Corrida de Calaveras

El buen gallo canta donde quiera

Francisco Jara

Tradicional Corrida de Calaveras en la monumental de Aguascalientes, que levantó gran expectación con el solo anuncio del triunfador de Madrid y Sevilla, Emilio de Justo, pero que no se reflejó en los tendidos. La tarde no defraudó, valió la pena hacer el viaje. Las cosas claras y por su nombre: hay que señalar y recriminarle a Emilio que el toro del triunfo de nombre Siempre Alegre, número 38 y con dudosos 507 kilos era impresentable. Tendrá que cuidar ese renglón que es el más importante, sino todo se le puede venir abajo. Dicho esto, voy a tratar de explicar lo que vi porque ya estando el animal en el ruedo hay que plantarle cara.

El toro desde su salida mostró su mansedumbre, su nula fuerza en el capote. Lo llevó al caballo con chicuelinas andantes y cantó la gallina, se escupió al sentir la vara. Cuando por fin entró, lo del picador fue alevoso, barrenando a un astado al que ya le costaba desplazarse. Brindó a Juan Pablo Bailleres, que ojalá vea que su ganado carece de todo. Ya con la muleta inició por bajo, intentando hacerse con el manso. Tandas cortas por el derecho y por el izquierdo, sin encontrar ni la distancia ni la altura. Parecía que ahí iba a acabar todo. Increíblemente, comenzó a sonar la música y Emilio la mandó callar…

Aquí cambió todo, comenzó a hacer lo más difícil, lo que pocos pueden: pensar en la cara del toro. Se inventó una faena imposible. Imposible, claro, para aquel que no sabe que el manso también tiene su lidia. Puso toda la bravura y raza que el animalejo no tenía. Acortó el terreno sin ahogar, le echó la muleta adelante, lo trajo de aquí hasta allá, templó y, sabiendo de la mansedumbre, atacó dando un paso para salir adelante y con un gran temple poder ligar. Por el izquierdo dejó un natural rematado detrás de la cadera y el de pecho al hombro contrario que fue un poema. La manera de hacer el pase de pecho de Emilio de Justo hay que paladearla porque no hay quien lo haga mejor en todo el orbe taurino. En suma, la inteligencia torera que atesora De Justo es su capacidad analítica ante una situación dada, tiene el conocimiento pero también la intuición. El toreo en manos de Emilio es autenticidad en función de las condiciones del toro que hay que torear. Para rematar, tuvo la cabeza clara, un corazón templado y una tenaz voluntad de triunfo. Se tiró a matar en la suerte contraria, ejecutó de manera magistral en un tiempo el volapié dejando un espadazo que hay que llevar a todas las escuelas. Dos orejas.

En su primero estuvo correcto y nada más.

Le acompañaron en el cartel Luis David Adame, que intentó agradar y terminó desagradando por tener la cabeza en otro lado. Con la espada fue un show deplorable y vergonzoso como para quitar le el carnet. Leo Valadez también trató de agradar, pero con un toreo a la velocidad de la luz y sin clase. De amigos, se invitaron a poner banderillas que fueron aplaudidas pero que desgastar on a sus toros. Leo tampoco sabe matar, en su primero cortó una oreja después de un espadazo desprendido. Ojalá ambos aprovechen la estadía de Emilio de Justo por Aguascalientes para que le pidan que les enseñe a matar y, por qué no,  hasta torear.

 

  • Plaza de toros de Aguascalientes. Corrida de Calaveras. Algo menos de media entrada. Se lidiaron toros de Begoña, tres bien presentados y otros tres que no debieron salir por toriles. Todos mansos, faltos de casta y bravura.
  • Emilio de Justo (azul pavo y oro): silencio y dos orejas.
  • Luis David Adame (azul marino y oro): división de opiniones y pitos.
  • Leo Valadez (verde y oro): oreja y silencio.
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