Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
Volver
El purgatorio de una manga de toriles
Crónica Almoguera | Corrida de toros

El purgatorio de una manga de toriles

Darío Juárez

Parece mentira la falta de afición que mana en ciertas plazas de toros. Son muchos los ejemplos que, en tiempos convulsos, donde debería primar una imagen con cierto rigor y categoría en el espectáculo, se sigan viendo situaciones tan luctuosamente lamentables. A Almoguera llegaron los Miura a dejarse los pitones en la manga de toriles. Y es que fue en ese estrecho pasillo donde el personal autorizado decidió colocar las divisas, una vez abierto el chiquero. Una auténtica aberración hacia el trato y cuidado con el que un toro debe hacer acto de presencia en el ruedo de un coso, puesto que ésta debe ser puesta desde la trampilla superior del propio chiquero y con efímera luz antes de abrir el cerrojo para evitar derrotes. Por otro lado, cada vez son menos los directores de bandas de música que hacen gala de afición y conocimientos de sus competencias dentro de una plaza de toros, como es el identificar el momento exacto de la faena para iniciar el pasodoble. No por el tonto y fastidioso decreto de llevar ocho piezas escogidas para ser tocadas –las seis faenas, paseíllo y despedida–. Y, cómo no, el culmen de la desfachatez hacia el reglamento y su cumplimiento por parte de la autoridad, cambiando tercios de banderillas con dos palos. Terrible...

Una variopinta miurada en hechuras y facultades fue con la que volvió a demostrar Gómez del Pilar el buen momento por el que atraviesa y la claridad de ideas que atesora. Y con un solo toro, el tercero. Porque al mastodonte y aplomado sexto, que bien podía estar rondando los 650, no pudo sacarle nada. Juan Manuel Sangüesa fue el único que se pudo lucir desde lo alto del jaco, tirando el palo con acierto y categoría, tras arrancarse de largo. Como decía, fue en su primero donde se vio al mejor Noé. El mejor Noé es el que se estira a la verónica con un miura sin saber su primera reacción, a posteriori de una larga cambiada que despertó a Almoguera del letargo en el que se había inmerso con los dos primeros. El de Zahariche, muy mal picado, no quiso coger los chismes por abajo. Sin llegar a tocar con el hocico el albero en ningún momento, hasta que las mulas no tiraron de él. Torerísimo inicio de faena, abriendo los caminos al animal y dejando muletazos de cara factura andándole para atrás, para dejarlo al otro lado de la segunda raya. Este tercero era un toro muy alto de cruz, de manos muy largas, que nunca llegó a descolgar. Gómez del Pilar logró embaucarlo a su muleta, dejándola planchadita en la media altura haciendo que aquello transmitiese. El oficio intacto y a más; la calidad del miura a peor, que acabó despidiendo las últimas series con la cara por encima de las hombreras. Con todo y con eso, en la tanda final a diestras se quiso abandonar. Relajado y pudiéndolo. Faltó la rúbrica para haber tocado pelo.

Otro torero distinto que pide y merece su sitio es Miguel Tendero. Lo que hace, lo tiene muy claro. Le cuesta dudarle a los toros y, pese a ello, su estilo es inamovible. Muy templado y asentado se le vio con el cuarto. Un buen toro al le acabó faltando una cuarta de empuje en el último tercio, habiéndose arrancado con alegría y sobriedad desde los medios al caballo. La mente despejada, el quite a la verónica... Tendero le propuso de manera sensata y formidable una obra para dos, basada en el estudio de las distancias y el pulso para limpiar los muletazos, cuando su par quería deshilachar la franela. Más verdad que plasticidad, pues citaba con la pierna de salida adelantada y el compás muy abierto.Tras una media tendida, paseó el único trofeo de la tarde.

Frente al primero se vio a un torero distinto, pero sin salirse de su misma línea. El miura con el que abrió plaza barbeaba la cabeza del burladero buscando complicidad en el otro lado. Tendero le enseñó a humillar, sacándolo a los medios con los vuelos del percal, corriéndolo para atrás, haciendo menos obtuso el reponer precoz y el corto viaje que tenía. Había que saber cómo estar delante de ese toro, ya que a veces se quedaba a la mitad y otras tantas hacía por empujar aquello con franqueza. Tres puros y bellos naturales destacaron por encima del resto. Por el derecho no le perdonó un solo desplante. El toro tenía casta y, al cambiar la espada, se vino él solito a los medios con alegre tranco, demostrando lo que aún tenía dentro.

Calita no falla en ningún cartel de Montes. Normal, es su apoderado. Y es así como está cumpliendo su particular sueño español. Con lo que seguro va a soñar muchas noches es con las embestidas que le regaló el quinto. Un toro serio de cara, amplio de cuna pero falto de remate, que permitió al mexicano gustarse. Éste le supo dar su sitio, precisando toques y distancias, dejando pasajes de trazo interesante con la figura compuesta y erguida. Compartió protagonismo junto al que fuera recortador, y ahora subalterno, Julián Gómez Carpio. El cual hizo un quite de la vida a Martín Antequera, tras perder pie a la salida de un par. Y otro más a Rafael González en el sexto. Pedazo de torero de plata tiene Morata de Tajuña.

Frente al segundo se le vio con mucho temor. Este fue un animal complicado de gran alzada, degollado de papada, con mucha fijeza, muy orientado desde los primeros tercios y que acabaría dudando –que no porfiando– con él constantemente. No quiso pasar en los capotes. En la muleta salía del embroque buscando la barriga del torero, es decir, donde está el pan que da el valor de aguantar. Aunque con esa alhaja, plantear una faena al uso y salir ileso y con torería era una verdadera utopía. Calita lo acabaría macheteando para irse con premura a por la espada; otro talón de Aquiles.

 

  • Plaza de Almoguera (Guadalajara). Más de media plaza en tarde apacible. Se lidiaron seis toros de Miura, de dispar presentación y juego; destacaron 4° y 5°.
  • Miguel Tendero (verde aguamarina y oro): silencio y oreja.
  • Calita (verde bandera y oro): silencio en ambos.
  • Gómez del Pilar (burdeos y oro): ovación y silencio.
  • Manuel Macías saludó tras parear al tercero.
Sigueme en Twitter Sígueme en Twitter @dariojuarezc
Comparte y comenta esta noticia: