Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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El tesón de Luque y el triste final de 'Gracioso'
El tesón de Luque y el triste final de 'Gracioso'
El tesón de Luque y el triste final de 'Gracioso'
El tesón de Luque y el triste final de 'Gracioso'
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El tesón de Luque y el triste final de 'Gracioso'
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El tesón de Luque y el triste final de 'Gracioso'
El tesón de Luque y el triste final de 'Gracioso'
CRÓNICA SEVILLA | 4ª DE LA FERIA DE SAN MIGUEL

El tesón de Luque y el triste final de 'Gracioso'

Darío Juárez

Volvía a ponerme delante del ordenador con la depresión postfiestas correspondiente que ayer me traje del pueblo, consciente de que ya se habían visto cositas en San Miguel, pero con la vigilia todavía latente por ver romper la feria de verdad, más allá del relicario que colmó esa vorágine antigua y trianera que trajo los últimos coletazos del verano en el toreo a la verónica de Juan Ortega. La incursión de Urdiales y Luque maquillaba de mala manera la pobrísima entrada que lucía una Maestranza de cemento, con llamativos dispensadores de gel hidroalcohólico en el envés de las tablas desde el comienzo de feria y poca afición, con un encierro falto de casta y atacado de kilos de Santiago Domecq para esta plaza,  que pareció salir dormido de chiqueros y del que destacaron ciertos chispazos del 5° pero, sobre todo, la extraordinaria condición del 3°, de nombre Gracioso, el cual se iría con las orejas puestas después de que un anodino y vulgarísimo Rafa Serna no le diera ni uno por el mejor pitón que fue el derecho.

Sevilla hoy no olía a Sevilla. Más allá de que le sobraran los motivos para ello, teniendo a Diego Urdiales y a Luque, la tarde parecía sacada de un pueblo de la Moraña abulense, con una afición en decadencia y una corrida de Santi Domecq que salvó el pitón derecho del tercero y el picante del quinto. El riojano quedó inédito ante un tacazo cuarto que traía la seriedad de sus hechuras, el cuál se quedaría en el peto después de, al menos, matar el gusanillo - y de qué manera- con cuatro verónicas tanto una media por el derecho, que todavía siguen corriendo de lado a lado por el ancho del tejadillo alfarero. El colorado primero quiso decir más de lo que fue: un animal codicioso pero muy flojo de remos al que el de Arnedo le ofreció siempre todas las ventajas, aún viéndole venir vencido muchas veces, sobre todo por el izquierdo.

Aguantó Pepe Teruel la petición de oreja del quinto para Daniel Luque, tras una media estocada que hubiera sido entera de no haber perdido las manos, cuando el de Gerena le echó la muleta al hocico para hacer la cruz. Después de estos dos años viendo a Luque con ese empaque y esa inmaculada armonía por las plazas, me chocó en demasía cuando, explotando la buena condición y el recorrido que le ofreció el único negro de todo el encierro por el derecho en las dos primeras tandas, lo hiciera con un despatarre impropio y lineal, lejos de ese corte clásico que porta el torero sevillano y al cual nos tiene acostumbrados. Antes, José Chacón, una tarde más a lo suyo... Más embraguetado se le vio por el zurdo, enganchando adelante los naturales con los vuelos y vaciando en el envés de la cadera, absolutamente atalonado y aguantando una embestida que venía franca pero sin ser sobrante de humillación. Remataron las luquesinas. Un arrimón con las zapatillas hundidas se pegaría ante un segundo y feísimo animal, al que le costó un mundo venir metido en la muleta de Daniel tras el primero para repetir y darle cierta transmisión a aquello. La estocada, eso sí y hasta ahora, la de la feria.

La suerte de los toreros, mala o buena, quieran o no quieran, viene siempre ligada a la de los toros. Gracioso traía en sus hechuras a Sevilla por todo el ancho del río. Precioso y armónico ejemplar de SD; serio, bajito, de lomo recto, y con la generosa y primorosa virtud de llevar siempre el hocico una cuarta por delante. Tras cumplir expediente con más alta nota en la segunda que en la primera vara, el fondo de casta de Gracioso y la excelencia de su pitón derecho irían a más, apretando en los tres pares de garapullos hasta las tablas. Rafa Serna tenía en su mano un toro de dos orejas para entrar en Sevilla de verdad y en ferias venideras que ojalá traiga el próximo año. Sin embargo, allí sólo había un protagonista: ese fue Gracioso y lo último que le haría gracia serían las maneras insulsas y mudas del sevillano, trasteando sin enjundia ni reciprocidad, aquellas embestidas entregadas que el de Santi le regaló para hacerse un hombre. Qué mala suerte, Gracioso. Los 620 kilos vacíos del sexto se echarían sobre el albero maestrante, dejando una imagen lastimosa cuando Serna apenas le había pasado por la muleta para tantearlo.

 

  • Real Maestranza de Caballería de Sevilla. 4ª de la Feria de San Miguel. Algo más de un cuarto de entrada permitida. Se lidiaron seis toros de Santiago Domecq, bien presentados, aunque muy desiguales de hechuras, atacados de kilos 4° y 6°, y destacando por encima del resto la extraordinaria calidad del 3° por el pitón derecho.
  • Diego Urdiales (azul marino y oro) ovación con saludos y silencio.
  • Daniel Luque (blanco y plata) ovación con saludos y vuelta al ruedo tras petición y tras aviso.
  • Rafa Serna (grana y oro) ovación con saludos y leves palmas.
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