La creación mitológica de Asterio como un ser terrible que fue conocido como Minotauro, hoy no se podría volver a escribir por lo menos en México, ya que sería un toro que no es toro. Se dio la primera corrida de la Temporada Grande en La México ante una buena asistencia a pesar de que el fracaso estaba anunciado con el ganado.
Y es que el campo ‘bravo’ mexicano muere lentamente desde esa maldita búsqueda del toro bueno para el torero y del toro bueno para el ganadero. Y es que el ganadero con ética y con un verdadero amor al toro, es aquel que busca sobre todas las cosas la bravura, le pese a quien le pese. La bravura es dureza, resistencia, codicia, fuerza, poder, intolerancia a quien intenta someterla… vaya, es intolerancia al torero. Y es que el bravo jamás debe ser ‘comparsa’ de nadie.
Así que sin bravura y sin casta, no hay toreo de kilates, tan solo un toreo plástico que llega a rayar en una simulación, en una pantomima. No existe el toro ‘medio bravo’, simplemente se es o no se es bravo. Les da pavor picar como se debe a los toros porque quedan desnudos de esa falta de bravura. Tan solo buscan que el toro parezca bravo, pero que no lo sea. Esta metástasis al parecer no tiene cura.
Abrió la primera del ciclo José María Hermosillo, que tomaba la alternativa, sin antes dejar de mencionar la violación al artículo 27 del reglamento taurino vigente por parte de Diego Ventura en complicidad con todos los involucrados al no ir por delante. José María estuvo correcto aprovechando la debilidad del de Julián Hamdan. Toreo lento, más no con temple ante la embestida moribunda, esa que algunos llaman «con clase», mató bien y por petición le fue otorgada una oreja. Con su segundo, un mulo, no supo qué hacer.
Con su primero, poco que destacar de Diego Ventura, solo montando a Bronce dejó buenos momentos ante el de Fernando de la Mora. Con su segundo, de la ganadería de Marrón al cuál castigó de más, porfió sin decir nada. Regaló un tercero que no entra en mi crónica por ser su servidor un enemigo del toro de regalo.
Leo Valadez vino con una gran actitud, dejando buenos detalles sobre todo con su segundo, un gran inicio con un doblón de cartel y dos muy buenos naturales. Destacar el gran quite de Fernando García a Leo cuando este quedó a merced del cornipaso.
Por su parte, Antonio Ferrera tuvo una tarde gris con lo malo de lo malo de Hamdan.