7 de la mañana del último día, del último Pilón, y la nostalgia sobrevuela el ambiente. Por un lado, la tristeza de que vamos a presenciar la última mañana de este 2024 viendo bajar vacas del monte, por otro, la emoción y los nervios de que van a ser las de Don Teodoro Vergara las que pongan el broche final. ¿Cómo bajaran? ¿Qué habrá traído en este domingo? ¿Se subirá alguna al monte? ¿Será rápido? La incertidumbre estaba servida, pero una cosa estaba clara, íbamos a ver casta y bravura en la Cuesta, porque otra cosa no, pero los animales falcesinos de Teodoro tienen de ambas cosas para dar, vender y regalar.
7:30 en punto, portón de abajo abierto y vacas al asfalto dispuestas a subir esa rampa que apunta al cielo. Un cielo que esta mañana estaba precioso con nubes y claros, un cielo que presagiaba cosas buenas. Muy hermanadas comenzaban a subir la cuesta, un par de corredores corriendo muy bien hacia arriba, en especial uno de ellos, el cual estaba marcándose una espectacular subida, carrerón, y se ha visto interrumpido por una persona disfrazada que estaba en medio de la cuesta sentado esperando a que llegasen las vacas para levantarse y apartarse. Peligroso, sobre todo cuando pones en peligro a los que suben corriendo. Afortunadamente, era casi al final de la empinada pendiente y el mozo ha podido apartarse con soltura.
La manada ha continuado el ascenso sin ningún tipo de incidente ni problema, estiradas pero hermanadas y muy tranquilas. Así han llegado arriba y han aguardado la hora y media de espera que dista entre el encierrillo y la bajada del Pilón. En esa hora y media, mientras las vacas esperaban tranquilamente, el pueblo se iba llenando de gente. Falces, un día más, hasta la bandera. Las laderas se han ido de llenando de espectadores, la música sonando y el recorrido se ha ido poblando de mozos. Todos los ingredientes estaban dentro del caldero, ahora sólo hacía falta saber si todo iba a salir bien, si el guiso iba estar picante, o calentito, aunque lo único que estaba claro es que sal no le iba a faltar.
9 de la mañana, dos cohetes al cielo y las vacas falcesinas a la tierra, dispuestas a ofrecernos una gran carrera cargada de emoción. Han salido hermanadas desde el corrales, dispuestas a correr, pero mirando a los lados en todo momento. Salida preciosa y emocionante por cómo miraban. Una de las vacas ha resbalado en la primera curva, ese terreno es complicado, todo roca, pero le ha costado nada levantarse y en ningún momento se ha quedado retrasada.
Pasada la curva hemos visto la habitual carrera de todos los días en esa parte más llana del recorrido, aunque tiene pendiente, este tramo no la tiene tan pronunciada como el resto del Pilón. Ahí, a lo largo de toda la semana, un mozo falcesino con su camisa de peña puesta ha vuelto a brillar, espectacular la semana que ha firmado, y hoy no podía despedirse de otra forma que volando delante de las de Teodoro. Brillante. En este tramo las vacas también miraban mucho, era super bonito de ver, le imprimía mucha emoción a la carrera. Otra de las vacas ha vuelto a resbalar, pero tampoco ha perdido el sitio. La carrera continuaba el descenso imparable.
Al llegar a la gran pendiente, una gran cantidad de mozos esperaban su turno. Preciosas y largas carreras que ahí ya suelen ser más ajustadas. Habituales caídas y algunos mozos metiéndose con las vacas delanteras hasta el pueblo. El paso de la tierra al asfalto del grupo mayoritario ha sido una delicia de ver.
Pero, había algo más, una vaca se había distanciado justo antes de empezar a bajar la gran cuesta de sus hermanas, distancia suficiente para que un grandísimo y joven corredor haya visto su oportunidad, se ha metido en ese hueco y ha bajado con ella toda la pendiente. Durante unos metros le ha acompañado otro joven corredor navarro, que también ha tenido esa visión de meterse ahí. Precioso. Esta vaca, que al igual de sus hermanas no paraba de mirar a todos lados, al llegar al asfalto ha movido la cabeza de lado a lado, pero no ha perdido la velocidad y se ha ido directa para el pueblo. Ha sido realmente emocionante y una bellísima manera de poner el punto final a las bajadas del Pilón 2024.
Suelo decir que mañana más, pues no, mañana ya no hay Pilón. Hasta el año que viene no volveremos a ver descender a mozos y vacas por este recorrido tan peculiar, encantador, peligroso, mágico y único. Hasta el año que viene no volveremos sentir esa adrenalina y esa pasión que se nos mete en el cuerpo esta semana del año. Comienza la cuenta atrás, ya falta menos para el primer Pilón 2024.
¡Viva Falces! ¡Viva su gente! y ¡Eterna vida al Pilón!