Hace dos años, cuando el afamado personal del papel cuché que normalmente habita en el callejón los días de clavel lo había dejado despejado para irse al de Valladolid a ver a Roca Rey matar dos toritos, Cartelero y Gómez del Pilar se encontraban en Madrid para bandejear la casta servida a capricho, como le gusta a Las Ventas. El madrileño volvía este martes a la Monumental con los grises de Escolar, llevándola al éxtasis junto a su par, el 5º, al que le cortó la oreja. Esaú Fernández pecó con un lote de Puerta Grande, mientras que Miguel de Pablo se daba de bruces frente a dos animales para pasar fatiguitas.
656 kilos rezaba la tablilla que anunciaba la salida de Calentito. Ese 5º venido desde tierras abulenses para encontrarse con un gran lidiador, capaz y tenaz como Gómez del Pilar. Queriendo y sabiendo lucirlo en varas, con peleas discretas, hasta en tres ocasiones. Noé confió todo a ese toro, al que Víctor del Pozo es posible que le pusiera el par de la feria, con él se abrió por bajo para empezar a ligar tandas con el fuego de la casta surcando el océano de la Guindalera y el poder del cinqueño silbándole los tobillos. La embestida del cárdeno era vibrante, humillada y poderosa. Puro rock and roll a barlovento. Como la muleta de su contratio, siempre presta y adelantada, vaciando todo por debajo de la pala del pitón. La manera y el sitio de presentársela por la izquierda aun sin la misma continuidad. Y la estocada, corta, y la oreja. Pedazo de ovación merecidísima para el Albaserrada.
De manera acertada macheteó al imposible y fino 2°, de mirada muy viva, después de llevárselo al sol, para esquivar al viento y enseñárselo a Madrid por ambos pitones.
Con casi exacta precisión midió Esaú Fernández su faena con el buen 4º. Digo casi porque los tiempos fueron buenos, pero la calidad de las tandas no tanto. Sobre todo cuando Madrid pedía ver más al primer cinqueño de los tres que cerraban la segunda parte de la corrida, la más interesante, pero a Esaú le dio por pegar bernadinas. El de Camas nos hizo ver a un primer toro cerrado en tablas, con cierta boyantía por el izquierdo robándole dos tandas. Pero fue sacarlo para fuera y la exigente casta lo desvaneció. Y Saúl no dejó de correr.
Un puntazo en la zona lumbar se llevó Miguel de Pablo del mentiroso 6°, que quiso herirle y enseguida se vino abajo. Con el 3º, escaso de trapío para Madrid y complicado, tampoco pudo o no supo decir nada.