Nada más vergonzoso, además de los cincuenta antitaurinos que se reunieron afuera de la plaza para protestar en estos dos días, que cosas como: gritos de índole futboleros dentro del coso, toros que terminan por echarse de la nada u orejas concedidas en exceso… pero no se puede pedir rigor en la plaza más grande del mundo cuando carece desde hace tiempo de autoridad. Desde que se anunció que no habría cambios en los jueces de plaza (presidentes) para las corridas de reapertura es poco lo que se podía esperar. De ese mal cojea la México desde hace tiempo y también por ahí se debió atacar el problema.

Ayer, en el aniversario 78 de su inauguración, el ocupante del biombo permitió alterar el orden de lidia bajo un argumento burdo, aprovechando que existe un vacío legal y que se hace con toda la saña, haciendo así que el caballista actuara en tercero y sexto lugar. El reglamento habla de que el rejoneador debe presentarse al inicio y a la mitad del festejo; también dice que el confirmante o quien recibe la alternativa debe matar el primer toro; pero no contempla cual deberá ser el orden cuando los primeros alternan con los segundos. De ahí mañosamente que se les anuncie juntos, poder echar al de a pie por delante y así el rejoneador que es figura no tenga que abrir plaza. Eso ya se había suscitado no tan lejanamente en la alternativa de José María Hermosillo en donde estuvo también anunciado Diego Ventura. Aunque ahora echaron a los dos de a pie por delante, la decisión solo tuvo algo bueno: el ruedo solo se tuvo que arreglar en una ocasión. Tal vez el reglamento deberá reformarse; pero, lo mejor, es que a los de a pie se les anuncie con iguales y a los caballistas únicamente en festejos de rejones.

La ganadería de Los Encinos se anunció para esta importante fecha en la que se despediría Pablo Hermoso de Mendoza de la afición mexicana. Hubo toros que cumplieron en presentación; otros que no.

Pablo Hermoso de Mendoza lidió en tercero a Arias y ante una actuación un tanto insípida y de puro trámite, hizo notar que su retiro de los ruedos ya es necesario. El público se metió con él cuando, para clavar las banderillas a dos manos y el rejón de muerte, necesitó de la presencia de un subalterno en el ruedo. No gustó puesto que había acostumbrado a la gente a que las cuadrillas deberían de permanecer tapadas. Con el sexto, Manuel, las cosas cambiaron y aunque al principio le dejó una banderilla mal colocada a medio lomo, el de Los Encinos tuvo recorrido y emotividad para embestir a las cabalgaduras. Sonaron las tradicionales “Golondrinas”, única ocasión en que se permite música durante la lidia y eso impregnó de más emoción el momento. Extrañamente en la última parte de la faena se echó el astado. Vino un efectivo rejón de muerte y le dieron dos orejas al rejoneador navarro, excesivas, las cuales seguramente premiaron más su trayectoria que lo realizado en ese astado.

Ernesto Javier “Calita” lidió a Miguel, segundo de la tarde. La suerte de varas estuvo prácticamente ausente, como en toda la tarde. Le pegó pases, carentes de temple y mando. El de Los Encinos terminó rajado. El diestro mató de estocada entera y le otorgaron también excesiva oreja. El que lidió en cuarto, Del Río”, el menos presentable, perdió las manos desde el primer tercio. A pesar de su condición el astado metía la cara. No hubo estructura definida en la faena de muleta y el matador mató de pinchazo y estocada.

Arturo Gilio confirmó su alternativa con el toro Carlos. El de Los Encinos tuvo recorrido y transmisión aunque en la última parte de la lidia salió desparramando la vista. El torero lagunero le extrajo algunos buenos muletazos, los suficientes para caer del agrado del público. Mató de estocada entera y le cortó justa oreja. Con el quinto, Dionisio, aunque no estuvo mal, no pasó algo importante. La México tuvo un lleno hasta las banderas, bajo el cartel de “Boletaje agotado”, para darle un ignominioso adiós al rejoneador navarro.