Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Foto: PPD
'Interminable y peligroso segundo Pilón con reses de don Teodoro Vergara'
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'Interminable y peligroso segundo Pilón con reses de don Teodoro Vergara'
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'Interminable y peligroso segundo Pilón con reses de don Teodoro Vergara'
Segundo pilon de falces

'Interminable y peligroso segundo Pilón con reses de don Teodoro Vergara'

Cristina P. Blasco | Falces

Más de una vez he escrito que en Falces se corre en el terreno de las vacas, en el monte, hoy más que nunca es importante tener esto en cuenta. Segundo Pilón de Falces, las vacas de Don Teodoro Vergara, falcesino de pro, han sido las protagonistas en la mañana de hoy, primero negándose a bajar y luego subiendo demasiado. Encierro peligroso, para no comer pipas mientras se ve, encierro para tener el corazón preparado a prueba de bombas, encierro que nos enseña que la tauromaquia en cualquiera de sus vertientes es algo serio, también nos enseña que el Pilón de Falces no es apto para cualquiera. Vayamos por partes.

7:30 de la mañana, hoy sí, hoy el encierrillo ha sido puntual, pero casi ha terminado a la misma hora que ayer. Una vaca, novilla que hoy debutaba en el Pilón, se ha encargado de liarla desde primera hora quedándose abajo embistiendo a los vallados para luego subir sola, andando y embistiendo a todo. Brava esta joven novilla que nos ha puesto en sobre aviso de que la bajada no iba a ser fácil.

Y, efectivamente, las cosas se han complicado a las 9 de la mañana. Cohete al cielo, portón abierto y las vacas han empezado a avanzar lentas, agrupaditas pero lentas, y, algo muy importante, sin corredores en la zona alta que las guiarán en su descenso. El día de Cebada Gago en Pamplona hay mozos que se reservan y echan la patita atrás, hoy ha pasado lo mismo en Falces, supongo que el encierrillo ha influido y en esa parte del recorrido las vacas no tenían guías. Así pues, al llegar a la parte donde está el primer puesto de la DYA y no tener ningún estímulo por delante, la primera vaca, brava ella, ha mirado para arriba y ha hecho el amago de subir al monte porque ahí sí había estímulos. El resto han decidido volver sobre sus pasos y ésta cuando ha bajado del amago se ha vuelto con sus hermanas hacia los corrales de arriba.

En el segundo intento las vacas se han parado nada más salir, a tres metros de los corrales, imposible arrear porque una miraba para cada lado y estaban completamente paradas. En lugar de tomar la decisión de bajar, se lo han pensado y han vuelto a entrar al corral. En el corral han hecho intentos de subir para el monte echando la cara arriba y automáticamente han vuelto salir con el propio Teodoro arreando por detrás, era jugársela porque iban al paso. A los pocos metros, donde está el primer vallado de la parte derecha se han vuelto y Teodoro ha tenido que correr hacia toriles con las vacas, ahora sí, corriendo tras él.

Vuelta a entrar a toriles y vuelta a salir, ya llevábamos cinco minutos de encierro. Misma operación, esta vez la vuelta se la han dado en la parte llana, lo dicho, no había corredores, no había guías en esa zona, así que, de nuevo, vuelta al corral. Los pastores lo han intentado por activa y por pasiva, jugándosela, hoy se han ganado el almuerzo a base de sudor. Esta vez han tardado mucho en volver a salir de toriles y nada más salir han intentado subir ladera arriba, otro pastor arreaba por detrás, insisto, jugándosela muchísimo, grandes los chavales hoy. En este intento, la cárdena, nº2 e hija de la 600, se ha subido un cacho por el monte antes de llegar a la parte llana. Ha bajado y se ha reunido con el resto de la camada que se había vuelto a parar a la altura de la DYA nuevamente, y vuelta de nuevo para arriba. En los corrales se ponían de pie hacia la ladera pero no salían, unos cuantos minutos de nuevo ahí con los pastores intentándolo todo.

Han vuelto a salir y en lugar de tomar el camino del desfiladero normal, se han metido por detrás de unos árboles que hay a la derecha del corral, poniendo en aprietos a un conocido y gran recortador que hoy estaba realizando funciones de pastor y se ha dejado la piel jugándose mucho el pellejo para intentar que bajaran bien.

Por fin han vuelto a enfilar el camino y otra vuelta al llegar al mismo punto de la DYA, perdíamos la cuenta de los intentos de bajar que llevaban, esta vez era una colorada la que mandaba en la manada, con tres negras rezagadas mirando a los lados. Cuando han llegado arriba se han encontrado con la puerta del corral cerrada y ahí que se han parado, más de cuarto de hora de encierro llevábamos a estas alturas. Les han vuelto a abrir, las han tenido ahí unos cuantos minutos.

Un encierro siempre es impredecible, un encierro del Pilón de Falces también, y si a eso le sumamos a las falcesinas vacas de Teodoro todavía se vuelve más impredecible. Siete minutos después han vuelto a salir de corrales, con dos pastores arreando todo lo que podían, papeleta complicadísima para ellos e insisto, iban sin guías, ni un solo corredor se ha acercado a echar una mano para intentar que bajaran. Y esta vez sí lo han conseguido, han conseguido que la manada pasara de la fuente de los pajaricos y llegaran hasta la gran pendiente de la última cuesta.

Y ahí han pasado dos cosas, por fin las vacas han tenido guías, mozos que han corrido muy bien en esa parte del desfiladero y han llevado a ocho vacas hasta el pueblo, y por otro lado dos vacas que se han quedado al comienzo de la cuesta mirando para arriba. Una la novilla rezagada del encierrillo, la otra la número 2, cárdena ella e hija de la 600. Esta última, brava como su madre, ha decidido enseñarle al mundo lo que es el Pilón de Falces, y en ese punto ha cogido la ladera y para arriba que se ha ido poniendo en muchos aprietos a la gente que ahí estaba congregada para ver el encierro.

Y ahora es importante volver a la primera frase de esta crónica. En este encierro el monte es el terreno de la vaca. Normalmente, en la mayoría de los encierros que vemos, participamos y cubrimos, son los animales los que vienen a nuestro terreno corriendo en asfalto, aquí no. Aquí somos nosotros los que vamos al suyo. Antes de entrar en el recorrido del Pilón hay un cartel gigante, en amarillo, que reza en mayúsculas “toda persona que se encuentre dentro del recorrido será considera corredor, no espectador”. Así pues, como estamos en su terreno, como estamos en el monte y en el monte no hay vallados, toda la persona que accede a la ladera para ver el encierro tiene que ser consciente de que está asumiendo un riesgo y de que le pueden pasar cosas. Tiene que ser consciente de que puede vivir momentos de peligro, de tensión y de adrenalina. Un encierro de reses bravas no es un encierro con gatos o con ovejas, y hay que ser muy conscientes de lo que estos animales pueden llegar a hacer.

Dicho todo esto, la cárdena se ha dado una gran vuelta por la parte alta de ladera, donde se han vivido momentos de angustia, tensión y peligro, que afortunadamente se ha saldado sin ningún herido de consideración, para luego bajar ella sola al camino de nuevo y subirse hasta los corrales de nuevo. Esa vaca no ha completado el recorrido.

Mientras, la novilla la iba liando en la cuesta, embistiendo a los vallados y no queriendo bajar, creando también momentos de peligro y tensión. Otra vez, el pastor antes citado que es un gran recortador, se ha jugado el tipo con toda la verdad del mundo y en una maniobra complicada y arriesgada ha conseguido llevar a la vaca hasta el asfalto. De esta forma ha terminado este interminable, emocionante y peligroso segundo Pilón de Falces.

Don Teodoro Vergara volverá el domingo, para cerrar la semana de encierros en el Pilón de Falces. En Pamplona cierra siempre desde hace años Miura, La Leyenda. Pues bien, en el Pilón también cierra siempre Teodoro, La Leyenda del Pilón.

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