Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Jaén, Cultura del Toro
Mucho por descubrir en la provincia jienense

Jaén, Cultura del Toro

Alberto Bautista

Una desbandada de torcaces avanza a paso ligero entre el surgir de la mañana. La camada de esta temporada de los Hermanos Cotillo vela armas para los próximos compromisos. Entre tanto el mayoral hace las delicias a caballo para que los medios gráficos puedan dar buena cuenta de ello. Es el comienzo incipiente de la visita a la ganadería de El Cotillo, enclavada en la sierra de Jaén, en el término de Carboneras. Juan Collado ha sabido adaptarse a los tiempos actuales y ha hecho de su casa todo un paraíso para el turismo taurino rural. Apartamentos, habitaciones dobles, y hasta una suite componen el paquete turístico en esta casa, en el que se entremezcla el gusto con la perfección, y es que gracias a la Diputación de Jaén, un reducido grupo de periodistas han podido conocer el paraíso ganadero, en el que ha quedado de manifiesto la riqueza cultural de la provincia. Jaén, Cultura del Toro han sido unas jornadas camperas con visitas a las principales ganaderías de la provincia –Orellana Perdiz, El Cotillo, Puertolaca y El Añadío–, junto con plazas de toros como la de Baeza o Linares, festejos populares y museos taurinos.

«Disfrutar de un fin de semana lleno de tranquilidad y paz con aires de Sierra Morena y el sabor de una ganadería de toros bravos». Habla el alma señera del El Cotillo, hombre de campo donde los haya. Juan Collado ha hecho del turismo rural todo un revulsivo: «Si no fuera por el turismo, habría vendido la ganadería». Un alto mantenimiento de la cabaña brava ha hecho que muchos ganaderos hayan apostado por este tipo de turismo como una opción para mantener las ganaderías en plena dehesa andaluza.

Este caso no es único, y es que en el término municipal de Santisteban del Puerto se alza la finca Puertolaca, propiedad de Sancho Dávila, uno de los creadores del turismo taurino rural, donde el aficionado se sumerge en la cotidianidad del campo bravo, todo ello en un complejo convertido en todo un revulsivo para el turismo.

En plena autovía de Andalucía, se encuentra la ganadería Orellana Perdiz, que cuenta con la particularidad de que dentro de su recinto se alza el Castillo que dio nombre a la Batalla de las Navas de Tolosa, que supuso el inicio de la Reconquista en pleno siglo XIII. Otros atractivos son las antiguas minas de plomo y plata y sus paisajes mineros, disfrutando, eso sí, de las reses de la ganadería Toros de Orellana Perdiz. El aroma de Sierra Morena se hace más patente si cabe en una finca a caballo muy cercana a Castilla-La Mancha, y que desde algunas de sus numerosas colinas se observa el resplandor de un atardecer, que es todo un atractivo para los sentidos.

En la finca de María Jesús Gualda, donde pasta el hierro santacolomeño  de El Añadío, fue otro de los platos fuertes de la jornada. Se ubica en un marco incomparable en las laderas de Sierra Morena al noreste de la provincia de Jaén, dentro del término municipal de Vilches. Allí, desde mediados del siglo XIX, varias han sido las generaciones de una misma estirpe, dedicadas a la pasión del toro bravo. En la actualidad la ganadería se ha transformado en una agradable estancia donde el visitante puede participar como uno más en el día a día de una vacada que cuenta con una extensión de 350 hectáreas, y en la que el turista puede desde alimentar al ganado hasta acrotalar becerros, ver apartados de toros, embarques o retientas. Incluso probándose en la plaza de tientas. Además, Gualda mantiene el firme compromiso de la conservación de una especie protegida como el lince ibérico, y es que en su finca se han desarrollado diversas sueltas de dichos felinos, amamantados en cautividad para un mayor asentimiento, y haciendo del turismo rural todo un paradigma de modelo sostenible.

Los festejos populares también tuvieron cabida durante las jornadas. El toro de San Marcos, en la población de Beas de Segura, fue el epicentro de una tradición ancestral en la que el toro como mito, rito y tótem tiene su esencia en una fiesta en la que la suelta de cerca de ochenta toros ensogados, se convierte en todo un reclamo cultural en una Fiesta catalogada de Interés Turístico en Andalucía. Allí se reúnen miles de aficionados llegados desde diversos puntos de la península, seducidos por la pasión por el toro.

Las jornadas no solo sucumbieron a los encantos de las diferentes explotaciones ganaderas, también monumentos como las plazas de toros de Baeza, que este año cumple su 125 aniversario y el coso de las Margaritas de Linares, tuvieron una gran acogida entre la expedición. Baeza es todo un deleite para los sentidos, ciudad renacentista con abundante legado arquitectónico siendo declarada junto a Úbeda, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Su plaza de toros, construida a finales del siglo XIX, es otro de los símbolos de la ciudad. Coso neomudéjar que desde el año pasado cuenta con un remozado museo taurino que dota de encanto al inmueble. Otra plaza que está de aniversario es la de Linares, que este año celebra sus 150 años de andadura. Una plaza tristemente recordada cada 29 de agosto por la trágica cogida de Manolete. Además y puesto que este año se cumple el centenario del nacimiento del inolvidable torero cordobés, el Ayuntamiento de Linares ha programado diversas actividades culturales para recordar su figura.

La provincia de Jaén se erige como una gran desconocida en el orbe taurino, y eso que es una de las regiones con mayor número de ganaderías de lidia, así como uno de los enclaves donde más festejos se realizan año tras año. Y es que su privilegiada posición, unido al influjo de Sierra Morena, hace que Jaén sea una enorme atracción turística atraída por el turismo taurino rural, con un lema que no deja lugar a dudas: Jaén, Cultura del Toro.

 

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