Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Fotos: Pablo Ramos
La impronta de la terna no levanta la lápida descastada de El Montecillo
Fotos: Pablo Ramos
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Fotos: Pablo Ramos
La impronta de la terna no levanta la lápida descastada de El Montecillo
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La impronta de la terna no levanta la lápida descastada de El Montecillo
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La impronta de la terna no levanta la lápida descastada de El Montecillo
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La impronta de la terna no levanta la lápida descastada de El Montecillo
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La impronta de la terna no levanta la lápida descastada de El Montecillo
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La impronta de la terna no levanta la lápida descastada de El Montecillo
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La impronta de la terna no levanta la lápida descastada de El Montecillo
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La impronta de la terna no levanta la lápida descastada de El Montecillo
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La impronta de la terna no levanta la lápida descastada de El Montecillo
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La impronta de la terna no levanta la lápida descastada de El Montecillo
Tradicional Corrida Goyesca

La impronta de la terna no levanta la lápida descastada de El Montecillo

Darío Juárez | Madrid

Las banderas de Alcalá 237 se negaban a abrazar los mástiles para así poder ondear con una libertad racheada cercana a los 20 km/h, que se fue manteniendo casi toda la tarde. Este jueves era 2 de mayo, festividad de la Comunidad de Madrid, y en la Monumental de Las Ventas su tradicional Corrida Goyesca servía como aperitivo de la inminente Feria de San Isidro, con más de tres cuartos de entrada en el numerado.

Corrida que traía un cartel madrileñizado de pitón a rabo: el torero de San Fernando de Henares, Fernando Robleño, el getafense Javier Cortés y el fuenlabreño Francisco José Espada, para hacer frente a una seria, pesada y muy bien presentada pero descastada y mansa corrida de El Montecillo. Mucho mulo suelto por el barrio de la Guindalera.

Muy orientado apareció en el ruedo ese Fandanguero primero, midiendo a los peones la distancia entre burladero y burladero cuando veía aparecer los capotes de cada uno por las troneras. Bajo, pero muy serio y cuajado el pavo, se quiso frenar en el primer capotazo. Tarea complicada incluso para recogerlo en los medios, con la sensación de estar muy corraleado. Fernando Robleño inició por bajo el trasteo de muleta aprovechando el viaje de costado del toro que se abría siempre hacia fuera. Y, en la primera tanda, entró Madrid. Que le cantó los dos buenos y también los dos malos por enganchados. Al toro le faltaba mucha casta, y su evidencia más clara se hacía demostrativa cuando le costaba terminar el muletazo sin protestar. Nunca quiso realmente hacerlo por derecho, siempre con el torero. Faena larga, estocada corta.

El 4º, otro tren de prominente cuello, apretaba mucho por dentro en los primeros tercios y parecía tener más fondo de casta. Puro espejismo traducido en puro aburrimiento a partir del tercer muletazo de cada tanda, donde siempre se quedaba el quehacer del veterano torero de San Fernando de Henares, que acabaría atascándose con los aceros.

En todo el grueso de 2023, Javier Cortés no llegó a hacer el paseíllo en Madrid. El de Getafe, que no estará en San Isidro, regaló sin eco una señora tarde de torero muy hecho y asentado. Sorteó en segundo lugar a la pintura del encierro. Un ensabanado botinero precioso pero manso y orientado como él solo. Siempre con los capotes, nunca con el caballo y justo de fuerza. Motivo por el cuál Cortés lo empezó a tantear por el derecho con firmeza y mano alta, antes echársela a la zocata, por donde venía reponiendo pero queriéndolo hacer mejor al coger el paño por abajo y colocando la cara. Madrid le cantó dos de ellos de verdad. Cambió de nuevo a la diestra para estrujarlo, ahora sí, por abajo. Y de nuevo a la zurda, donde todo se desbarataba con la constante tendencia a la huida del toro entrando y saliendo del embroque de costado.

El 5º, de pitón larguísimo y de mejores hechuras que sus hermanos, repuchaba rápido el hierro antes de citarle a Rafael González -y no al revés- dos veces para negarle el tercer par. El de El Montecillo rebañaba después del primer muletazo queriendo hacer hilo y obligando al matador a perderle pasos. El de Getafe lo comprendió y así obró con el astado hasta poderle para, a continuación, hacer lo contrario: írselos ganando, metiéndose y gustándose más en su terreno, templando a conciencia lo poquito que le regalaba con franqueza. La pena, la espada y Madrid, que apenas se lo cantó. En uno y otro toro.

Es muy probable que el sastre que le hizo el vestido goyesco en mercurio y pasamamería negra a Francisco José Espada no lo reconociera. Al vestido, me refiero. Que acabó como un cristo de la sangre de los dos toros con los que el joven fuenlabreño se pegó dos arrimones de aúpa, aunque el del 6º fuese sin raciocinio alguno. Como la pérdida del norte de la plaza de Madrid jaleándolo, cuando delante tenía la antítesis de lo que a mí me enseñaron por 'toro bravo' aunque pareciera tener más fondo, además de no haberlo sabido entender para llevarlo más en línea -pese a la voluntad de su verdad- cuando el animal siempre tendía a venir por dentro y lo arrollaba.

Otro toro muy serio pero sin contenido fue el 3º. Sin entrega ni raza, agarrado y embistiendo con las manos. Roncaba Madrid hasta que la despertó un cambiado por la espalda. Ya saben: el efecto del toreo accesorio, lo que le gusta a esta plaza de un tiempo a esta parte... El epílogo lo pusieron unas ajustadas y torerísimas manoletinas, antes de fallar con la tizona.

Ficha del festejo:

Monumental de Las Ventas. 2ª de la Feria de la Comunidad de Madrid. Tradicional Corrida Goyesca. Más de 3/4 de entrada. Se lidiaron 6 toros de El Montecillo, muy bien presentados, con muchos kilos, pero vacíos de casta, mansos y huidizos.

Fernando Robleño, de blanco y pasamanería negra (ovación con saludos y silencio)

Javier Cortés, de grana y pasamamería negra (silencio tras aviso y silencio)

Francisco José Espada, de mercurio y pasamamería negra (ovación con saludos tras leve petición y ovación con saludos tras aviso).

* En el día de la Comunidad de Madrid, se guardó un minuto de silencio al finalizar el paseíllo en memoria de un policía y un bombero fallecidos en acto de servicio.

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