Marcos Pérez, el que fuera el alumno más aventajado de la Escuela Taurina de Cuenca y uno de los novilleros sin picadores triunfadores de la pasada temporada, ha decidido poner punto y final a su carrera como torero. “Ha sido una decisión muy difícil de tomar y que ha llevado mucho tiempo, pero está tomada al 100% y no tiene vuelta atrás”, confirma el joven novillero a porelpitonderecho.com. En concreto, “los dos últimos meses han sido los más complicados de toda mi vida, pues han sido momentos de darle muchas vueltas a la cabeza, de no dormir casi nada, de no saber qué hacer..., pero al final he decidido tomar esta decisión”.
Tal y como explica Marcos, había dos opciones sobre la mesa: “O echar la pata para adelante y decir que puedo con todo, para lo que tenía que estar muy seguro; o saber que hasta aquí había llegado, que he puesto la bandera en lo más alto como novillero sin picadores, que en un año he logrado cosas muy bonitas, que me quedo con un gran sabor de boca y con muchos recuerdos y tener muy claro que nadie te pueda decir que como novillero con picadores no has conseguido lo que conseguiste en el escalafón inferior”.
Marcos Pérez es consecuente y coherente en las razones que esgrime para tomar una decisión así. Sabe que está capacitado para anunciarse en novilladas con picadores y torear un número aceptable de ellas, pero ahora bien, “el problema no es ese, no es llegar y matar una y ya está, sino que hay que dar la cara en todas ellas, ponerte en el puesto en el que me puse como sin caballos y poder mandar en esto, llegar a codearte con los que están en los puestos de arriba todos los días y que te veas en las principales ferias”. Para llegar a ese nivel, argumenta, “no hay que albergar la más mínima duda dentro de ti, hay que estar seguro al 100%, por lo que antes de que me digan que no he podido con ello o que me quiten del sitio, me quito yo”.
Con esto, Marcos Pérez deja aparcado su sueño de debutar con picadores, tal y como se había barajado después del prometedor e ilusionante 2015. Sin embargo, para alguien que vive el mundo del toro tan de cerca y tan intensamente, –y sobre todo después de vivir un año como torero–, es muy difícil apartarse por completo. Por ello, asegura que seguirá toreando en el campo y en algunos festivales, eso sí, siempre vestido de corto, sencillamente, “porque no podría vivir sin ello”. Con todo, la perspectiva o forma de afrontarlo cambia: “Me pondré delante como un aficionado que ha vivido la profesión desde dentro y que no puede abandonar por completo el toreo porque al fin y al cabo es su vida”. Así, completa, “hasta que mi físico y el valor me lo permitan, seguiré toreando de corto para matar el gusanillo y para sentirme torero, pero de otra manera y con mucha menos responsabilidad, aunque yo siempre me exijo al 100% en la plaza en el contexto que sea”. Por otro lado, no descarta en un futuro hacer “un punto de inflexión de una única tarde”, pero eso, matiza, “es algo que todavía no tenemos muy claro ni vamos a adelantar nada en concreto”.
Lo que está claro es que “2015 quedará marcado a fuego y para siempre en mi vida, en mi corazón y en mi mente”, apunta el hasta ahora novillero. “Hay momentos muy bonitos que no se me van a olvidar jamás, ha sido el único año de mi vida como torero, he logrado metas que a principio de temporada ni mucha gente ni yo mismo pensaba que iba a lograr, y al final me puse en una situación soñada, logré más objetivos de los que tenía pensado y viví momentos únicos, mágicos e irrepetibles”, sentencia.