Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Perera, rey del toreo contemporáneo
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Perera, rey del toreo contemporáneo
Perera, rey del toreo contemporáneo
Las Ventas. 26 de la Feria de San Isidro

Perera, rey del toreo contemporáneo

Leo Cortijo

Divisiones o discusiones aparte, en los libros de historia y estadística taurina quedará reflejado que Miguel Ángel Perera adquirió el bastón de mando que le posicionaba como rey del toreo de la época al abrir la Puerta Grande de Las Ventas en sus dos actuaciones en San Isidro. Cinco orejas en tres toros ofreciendo su concepto de Tauromaquia, que nos guste o no, es el que impera en este momento. Y en eso manda como el que más. El extremeño no engaña a nadie. Él es temple, ligazón, hondura y mando; y no es toreo erguido, relajado y cargando la suerte. Es así… y así, en mayo de 2014, le ha valido para tocar en dos ocasiones el cielo de Madrid. Como digo, charlas y debates de bar (bueno, corrijo, que para esto el tiempo también es otro: conversaciones de Twitter), se pueden dar miles y con muchos puntos de vista, pero sobre todo, centrados en si la rotundidad de esta faena al toro de Adolfo Martín ha valido dos orejas de Madrid. Debatan, charlen, discutan… pero lo cierto y verdad es que Perera se ha coronado como rey de la Tauromaquia del siglo XXI.

Soltada la parrafada (qué a gusto me he quedado), hay que decir que los adolfos decepcionaron en gran medida. Salvo el Revoltoso de las dos orejas y el Escribiente que hizo quinto, el resto dieron poquitas opciones a los toreros. Un encierro muy bien presentado, pero sin el juego que se le espera a este hierro, justitos y con poquito fondo. Antonio Ferrera, que atraviesa un momento sensacional, dijo lo mejor de la tarde como director de lidia, importante faceta en la que se ganó la matrícula cum laude. Como último apunte antes de empezar a desgranar de forma pormenorizada la corrida, tengo que decir que los mejores muletazos de la tarde y casi de la feria los dio Diego Urdiales, que bordó el toreo al natural. Pues ale, si gustan, sigan leyendo…

Buscador, que abrió plaza, hizo gala de su nombre y barbeó las tablas de salida como buscando a alguien en el callejón, pero al que encontró fue a Antonio Ferrera, que lidió bien en el recibo, y para dejarlo en la jurisdicción del caballo, donde se le picó muy trasero. Pareó con gusto el extremeño, dejando tres pares bien colocados y reunidos. Comenzó por el pitón derecho, logrando muletazos sueltos que no llegaron arriba, como tampoco llegó el peligro sordo del adolfo, con fijeza, pero sin terminar de entregarse y acortando el viaje. Lo midió por el izquierdo, pero por ese pitón sucedía lo mismo. Con oficio, volvió a la diestra y encarnó el papel de lidiador, sin conseguir muletazos estéticos, pero dejando buenas sensaciones con el reservón burel. Con mucha personalidad y sabor añejo quitó Ferrera con dos chicuelinas y dos medias a Baratero, que lucía dos perchas descomunales. Brindó al público después de saludar una ovación tras banderillear, destacando un par del retrovisor en los medios con quiebro incluido, y otro al quiebro pegadito a las tablas. Todo un show, vamos. Ahora bien, ya con la franela fue otra historia. Faena de más a menos con un toro que se dejó en los primeros compases, humillando, pero sin esa codicia y sin el punto necesario de transmisión, por lo que la labor del torero de Extremadura se diluyó antes de que pudiese llegar a algo.

Antes de que Malagueño saliera al ruedo, salieron sus palas, y es que no las podía enseñar más el de Adolfo Martín, que no fue colocado como Dios manda para recibir dos varas que, encima, fueron mal suministradas. Brindó Diego Urdiales al novillero Tomás Campos antes de doblarse con el toro en el inicio de faena, bajando la mano, pero el animal perdía las suyas cada dos por tres (ay, ese castigo en varas…), lo que afeó la disposición del torero de Arnedo. A izquierdas y a derechas se justificó, pero eso ante semejante oponente en este escenario, no cala en absoluto y se le pidió abreviación. No todo fue malo, en su haber hay que apuntar tres naturales tremendos. El segundo de Urdiales, Escribiente, toro guapo donde los haya, cumplió de aquella manera en varas, como sus hermanos. Algo debió ver el riojano para brindar al público… y cierto es que lo vio. Una templada tanda de toreo relajado con la diestra de cuatro muletazos que empezó a apuntar lo que vino después por el pitón izquierdo. Dos series de nota muy alta al natural, torerísimo y entregado, con templanza, pureza y la suerte cargada. Junto a los de Talavante, los mejores naturales de la Feria. Así de claro. Cierto es que en algún momento se protestó la colocación, pero en los que se ajustó, lo bordó. La pena fue que marró con la espada.

Inédito con el percal Miguel Ángel Perera con Tomatillo, que se dejó pegar en el jaco sin más. En el tercio quiso empezar el extremeño bajando la mano, pero el toro claudicaba cuando se le exigía. Subió a la media altura, pero el burel, andarín y sin clase, no se entregó jamás y se quedaba parado a mitad del muletazo. Lo mejor, de largo, por el pitón izquierdo, cuando en los últimos compases de faena se cruzó al pitón contrario y templó, pero sin ligar muletazos. No perdió la pelea el torero de Puebla de Prior, ni mucho menos, digno y firme, anduvo por encima del adolfo de principio a fin. Brindó Perera el sexto Revoltoso al respetable. De menos a más, cuajó una faena marca de la casa, templando, mandando y ligando con la mano diestra que hizo atronar Las Ventas. Y cuando digo marca de la casa quiero decir que no cargó la suerte. No fue menos al natural, acompasando a la perfección la gran embestida del adolfo, -con diferencia, el mejor del encierro-, en naturales hondos y profundos, sintiéndose a más no poder. Eso sí, pudo faltar rotundidad con esa mano. El broche de oro, el estoconazo hasta la bola del pacense, con lo que compraba todos los boletos para obtener el premio que al final obtuvo: dos orejas y Puerta Grande. La segunda en su segunda tarde.

 

  • Las Ventas. 26ª de la Feria de San Isidro. Casi lleno en tarde soleada y calurosa. Se han lidiado seis toros de Adolfo Martín, bien presentados, pero justitos y sin fondo en líneas generales. Se dejó con clase y humillación el 5º; fue un gran toro en la muleta el 6º.
  • Antonio Ferrera (nazareno y oro): silencio y silencio.
  • Diego Urdiales (verde botella y oro): silencio y saludos con división de opiniones tras aviso.
  • Miguel Ángel Perera (azul turquesa y oro): ovación con saludos y dos orejas.

 

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