Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Roca Rey se alza con el Circuito de Novilladas de Navarra
Foto: Emilio Mendez

"Roca Rey se alza con el Circuito de Novilladas de Navarra"

Darío Juárez

Me dolería pensar que el ganadero de Pincha se quedase sin lidiar en Pamplona el próximo año por que la Casa de Misericordia decidiera cambiar de hierro el día 5, y entrase en su lugar una novillada como la que ha lidiado hoy Cuvillo en lo que bien pudo pasar como la Final del Circuito de Novilladas de Navarra - como los que organiza la FTL-, con tres matadores de toros en el cartel. Una 'final' que se ha llevado la listeza de Roca Rey, ídolo de masas y de masas ebrias, después de la traca efectista que trajeron dos arrimones persuasivos ante dos animalejos descastados.

Llamar Feria del Toro a este bodrio que muchos días se está corriendo por las calles de Pamplona por la mañana y lidiado por la tarde dentro de los muros de su plaza es sistemáticamente sinónimo de insulto. Pero no sólo Pamplona, pues la deriva ya es constante en todas las plazas de primera. Las figuras, con sus exigencias de la mano, han impuesto su toro. Y las empresas y equipos gubernativos, por supuesto, han tragado. Porque recordemos que están para ganar dinero, no para que el que les paga se lamente de su falta de afición cuando consienten estas tropelías.

Como el estruendo de un derrumbamiento sonó Pamplona cuando Roca Rey marchó hacia los medios a brindarles la muerte del novillito 3°. Un animal impresentable, picado poco y trasero, y al que no le sobraba ni la fuerza ni la casta. Los viajes que regaló los aprovechó el peruano para encender a las peñas con los cambiados por la espalda de rodillas del prólogo, sumados a una única serie a diestras y otra aburrida y para fuera con la zocata, previa al arrimón del cerro de redondos invertidos que le recetó para que aquello tomara altos vuelos. Le metió la espada y cayeron las dos. Más otra del último, llevándose el toro al sol ante la somnolencia del descaste y el aburrimiento. De nuevo, arrimón persuasivo dirigido hacia unas peñas que le gritaban a su nuevo ídolo tras el reinado de Padilla: "¡Perú, Perú, Perú, Perú!". Casi entera caída y otro despojo para su esportón.

Un deja vu me vino a visitar cuando Talavante se las veía con el jabonero sucio de Cuvillo que hizo 2°, recordando a esa bestia violenta y jabonera sucia también de Álvaro que lidió en el San Isidro del 16. Aquel animal le partió dos muletas y Alejandro le cortó un orejón de Madrid de torero macho, limpiando aquellos hachazos que traían escrito en sus puntas un final funesto. Hoy, por toriles aparecía uno parecido en comportamiento pero no en trapío, con el que se sobrepuso con firmeza desde el inicio, mandando sobre los tornillazos que el jabonero le soltaba sin pudor. El 5° tampoco sirvió y Talavante lo intentó, pero nada llegaría a buen puerto.

Morante reaparecía en Pamplona tras el doble percance sufrido en Badajoz primero y en la portuguesa Vilafranca de Sira después, dejando sobre la tierra blanca de su ruedo el mejor soneto de toreo caro recitado en toda la feria. A la verónica, claro, con el muy terciado también jabonero 4°, venido a menos, pese a los detalles del cigarrero como aquel trincherazo de inicio o el del molinete arrebujao a la babosa primera que abrió la tarde y que ahí se quedó.

Ficha del festejo:

Monumental de Pamplona. 7ª de la Feria de San Fermín. Lleno de No hay billetes. Se lidiaron 6 toros de Núñez del Cuvillo, bochornosamente mal presentados; descastados todos, venidos a menos.

Morante, de coral y oro. Palmas y silencio tras aviso.

Talavante, de burdeos y oro. Palmas y vuelta al ruedo.

Roca Rey, de blanco y plata. Dos orejas tras aviso y oreja. Salió por la puerta del encierro.

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