Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Sí pero no
El Puerto. Crónica de la encerrona benéfica

Sí pero no

Leo Cortijo

Al acabar el festejo, el que escribe tenía una profunda sensación agridulce. Cuando un torero X se anuncia con seis toros para una causa benéfica deseo de corazón que le vaya lo mejor posible. El que no haya visto la corrida y vea solo el resultado numérico, pensará lógicamente que a Castella le fue de perlas en El Puerto. Pues sí pero no. La encerrona caminaba hacia el precipicio más asolador hasta los dos últimos capítulos, y es que hasta ese momento el nivel ganadero era flojo no, flojísimo. Y los dos últimos no es que vayan a pasar a la historia de Fuente Ymbro y Cuvillo (si entendemos como tal el toro bravo, encastado y con poder). Fueron dos noblones, suavones y embestidores ejemplares a los que Castella desorejó poniendo en escena esa Tauromaquia 2.0 que este año le va a llevar a ser el triunfador de la temporada. Hasta aquí, el “sí”. ¿Por qué el “pero no”? Pues por dos cosas fundamentales. Por un lado, por el poquísimo valor que se le dio al trapío y la presentación de los toros en el festejo, pues fue una procesión de impresentables en ese sentido, cuando se supone que para una cita así hay que tener más tacto. Y por otro, el solo medio aforo que registró esta señera plaza del sur. Media entrada para ver al torero destacado del año y con una causa tan noble. Mal asunto. De ahí esa sensación agridulce, ese sí pero no.

Poca emoción transmitió de salida el Husmeador primero de Jandilla, ni al público ni al propio Sebastián Castella, que le miró con cara de pocos amigos… Buscó petróleo en el ruedo de El Puerto escarbando y tardeando para ir al jaco, donde pasó sin mayor gloria. Tras blandear en la lidia posterior y dolerse de los garapullos, el francés comprobó en la muleta que su oponente no le iba a valer para nada. Con el descaste y la falta de fortaleza por bandera, acometió con embestidas defensivas carentes de emoción. El coleta acabó entrando y aprovechando esa condición para lograr algunos pasajes templados al natural, eso sí, sin demasiado ajuste ni exposición. Por el derecho, ni una gota.

No terminó de definirse en el saludo capotero Guardés, de Fuente Ymbro, que al relance acudió al peto donde se repuchó y Leiro le dio de lo lindo. Apoyado en el olivo comenzó labor muleteril el de Beziers, para luego doblarse con él en el tercio. Siguió por el pitón derecho, por el que el astado de Gallardo se mostró receloso y sin entrega, con la casta y el empuje medido, robando emoción e interés a lo que Castella dispuso, por encima del animal (cosa que tampoco era muy complicado, la verdad). Intentó componer al natural, pero por ese lado se lo pensó muchísimo más, tardeó y acortó el viaje. La espada, aunque se hundió a la primera, no cayó en buen sitio y precisó de un golpe de verduguillo.

El Lastimado de Núñez de Cuvillo que hizo tercero, feo como él solo y aplomado de salida, generó las antipatías del público, que lo protestó. Esas protestas se agudizaron tras el tercio de varas y ver cómo salió despavorido de los dos picotazos que recibió. Al cobijo de las tablas y por arriba inició labor al mansurrón, que fue y vino apretando por los adentros. Lo que parecía un pozo seco a todas luces, sacó a relucir algo de fondo embestidor, y acudió con fijeza y repetición a la pañosa del francés, pero de forma descompuesta y con muy poquita clase. Dentro de lo poco, algo fue. Eso sí, hay que apuntarlo en el haber del torero, que en el momento en el que está, casi todo le vale. Esa disposición y esa actitud, aunque con los aceros anduvo de aquella manera, le valieron la primera oreja de la tarde.

Exquisito, de Vegahermosa, fue de todo menos eso. Escarbó de salida y embistió con las manos por delante en el percal, para después dejarse pegar en la jurisdicción del varilarguero. Nunca terminó de entrar en la muleta, con un gazapeo vulgar y descompuesto que terminó por desesperar al matador, que solo pudo justificarse y con algún que otro aprieto de por medio, pues el desagradecido animal lanzó trallazos a diestro y siniestro, y alguno de ellos a punto estuvo de causar un mal mayor. Una prenda infumable.

Al jabonero sucio Laborioso, haciendo cumplir eso de que no hay quinto malo, le suministró un buen ramillete de verónicas en el saludo, que hasta el momento había sido lo más jaleado por parte del público. En el galleo por chicuelinas en dirección al caballo, el pupilo de Gallardo blandeó, aunque tuvo eco arriba. En varas, tres cuartos de lo mismo en lo que a la falta de pujanza se refiere, así como en el quite por tafalleras. Estatuarios y pasajes por arriba cuidando la justa condición del burel, que iba cogido con alfileres. A media altura, muy despacio y con el toro cosido a la muleta firmó dos primeras tandas a derechas de gran comunión con el tendido. Cambió a la zurda y la faena bajó sustancialmente de intensidad, porque el animal se lo pensó mucho más y midió el recorrido. Al volver a la diestra ya nada fue como al principio, y es que el justito cornúpeta había echado la persiana por completo. Faena, por tanto, a menos, pero eso sí, aprovechando el poco motor que tuvo dentro el de la vacada gaditana. Buena estocada y dos orejas al canto.

El feo, sin ningún remate y anovillado Correviento, de Cuvillo, tomó codiciosamente el capote de Castella antes de mansear en varas. Después de brindar al público y tras un susto en forma de patadón del toro al tobillo del torero cuando cambiaba el pase por la espalda, el francés alternó ambos pitones con muchos altibajos. Hubo pasajes templados y hondos, pero también enganchones y falta de ajuste que propiciaron una labor a medias. El de ‘El Grullo’, aunque al principio acudió a regañadientes y con protestas, acabó dejándose de forma notable para disfrute de su matador, que lo acabó embarcando en la pañosa rebosándose ante tal nobleza y calidad. El público entró de lleno y le brindó otras dos orejas.

 

  • Real Plaza de toros de El Puerto de Santa María (Cádiz). Corrida a beneficio de la Asociación Síndrome de Down de Sevilla y Provincia (ASEDOWN). Media plaza en tarde-noche agradable. Se ha lidiado un toro de Jandilla (1º), otro de Vegahermosa (4º), dos de Fuente Ymbro (2º y 5º) y dos Núñez del Cuvillo (3º y 6º), desigualmente presentados en líneas generales, sin remate ni trapío. Descastadísimo y muy flojo, con embestidas a la defensiva el 1º; descastado y sin empuje el 2º; manso de solemnidad y deslucido el 3º; una prenda el 4º; noblón, suavón y muy blando, se dejó en dos series por el derecho el 5º; y notable y a más en la muleta el 6º.
  • Sebastián Castella (azul pavo y azabache), como único espada: ovación con saludos, palmas, oreja, silencio, dos orejas y dos orejas.

 

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