En la semana circuló una declaración, realizada por José Miguel Llaguno, respecto al encierro que envío para ser lidiado el día de ayer, que decía: “Así deben lidiarse los toros, son un bien para la fiesta y es una obligación para todos los ganaderos, dejar madurar a los toros y ponerlos en peso y edad”. Ante tal afirmación, lo único que se puede decir es: ¡Gracias, ganadero!; independientemente del juego que presenten los astados, el trapío es fundamental. Dudo mucho que ante tal imponencia de los animales existan asistentes al tendido que no les provoque sensación de miedo lo que sale por la puerta de toriles –ni por la mente pensar en bajarse o salirle-. Señoras y señores, de eso se trata la fiesta, avivar emociones es su esencia y esto debe ocurrir desde que sale al ruedo el rey de ella. El público, antes de juzgar cada actuación de los coletas, debería siempre valorar el puro mérito de que éstos hayan enfrentado auténticos toros –situación que ya poco es posible al estar cada vez más ausentes estos últimos-. Por tal razón, un reconocimiento previo a Arturo Saldívar, Juan Pablo Llaguno y Ginés Marín por haberse prestado a desafiar el encierro del día de ayer.
Afortunadamente todavía existen criadores éticos, lo lamentable es que por serlo no se les vea tan comúnmente en los carteles. Para hecho un botón: ¡Más de veinte años tuvieron que pasar para que se viera anunciado nuevamente el hierro de José Julián Llaguno en la Monumental Plaza de Toros México! Ojalá ello no vuela a ocurrir. La realidad es que mientras no desaparezca esa mafia que domina el mundo de los toros las posibilidades seguirán siendo pocas.
José Miguel Llaguno ha buscado no perder el interés que debe provocar el toro bravo. Una composición entre el encaste Saltillo mexicano y el Domecq español es su mayor apuesta por el momento. Sin lugar a dudas el examen sobre los resultados será el mejor análisis; pues, en cuanto a presencia no hay nada que reprocharle a este criador descendiente de don Antonio y don Julián Llaguno, pero en desempeño han dejado mucho a desear sus pupilos ante la ausencia de ese fondo de bravura tan necesario en la lidia.
Un último aspecto importante, que es necesario hacer notar, fue la pobre entrada que registró el gran coso metropolitano. En efecto, la afición capitalina se rehúsa a asistir los sábados a los toros. No funcionó la promoción de la empresa al hacer válido el 2x1 entre las entradas de ayer y hoy. ¿Qué harán ahora para hacer repuntar el barco hundido?
Arturo Saldívar recibió a Recuerdo en segundo lugar del festejo. Después del farol de rodillas y las verónicas vino un puyazo breve y trasero al de José Julián Llaguno. El coleta logró conectar con la muleta a través de series cortas. El astado tuvo poco motor. Acortó distancias para hacer faena a base de valor. Por momentos dio la impresión que se excedió de faena el torero hidrocálido. Con el cuarto de la tarde, Don Pepe, poca fue la labor con el percal. El puyazo también fue corto. Las banderillas se desenvolvieron en un tercio no fácil. El astado fue difícil y en la muleta no humilló. Después de haber despachado a su socio, Saldívar se retiró en silencio.
Juan Pablo Llaguno se enfrentó a Platero, corrido en tercer lugar, al que poco le pudo hacer con el capote. El de José Julián tuvo pocas posibilidades y presentó mucha debilidad. El torero queretano intentó agradar; pero, ante tal falta de lucidez, no se pudo. A consecuencia de los problemas con la espada, el de a pie, se retiró escuchando dos avisos y el no agrado del respetable asistente. En el quinto, de la ya noche, Aceituno, el primer tercio tuvo poca trascendencia. El quite por chicuelinas fue fallido. Con la muleta el panorama fue nada alentador. Sopló ligeramente el viento y el torero dio la impresión que tampoco quiso saber mucho. El epílogo se presentó mediante toreo por la cara. Tras no dejar estocadas certeras, se retiró el matador entre división de opiniones.
Ginés Marín, que confirmó su alternativa, con Caballero del mismo hierro, dio lances a pies juntos seguidos de chicuelinas andantes para haber colocado al burel en el caballo. El quite posterior también volvió a ser por esa misma suerte. Se le vio al torero español voluntarioso ante el poco motor que presentó el de José Julián Llaguno. En el último de la tarde, Abuelo, empezó la faena de muleta por alto. En la primera tanda por el pitón derecho el toro salía con la cara arriba. Por el izquierdo el astado protestaba mucho. Ante lo deslucido y soso del burel, el coleta decidió abreviar retirándose en silencio.
Para hoy se dará el cuarto festejo en el que actuarán Fermín Rivera, Sergio Flores y José Garrido –que confirma alternativa- con un encierro de El Vergel.