Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
Volver
«Tengo un idilio con Dolores Aguirre que espero sea duradero porque me siento muy bien»
Foto: Philippe Gil Mir
Entrevista con Damian Castaño

«Tengo un idilio con Dolores Aguirre que espero sea duradero porque me siento muy bien»

Darío Juárez

La tarde embarrada, lluviosa y épica de Dolores Aguirre que cerró las Corridas Generales del pasado año hizo que este domingo volviera a Bilbao a rendir cuentas del gran momento por el que atraviesa y con el mismo hierro, el de la N cercada y coronada. "¡Viva Dolores Aguirre!", gritaban los tendidos de Vista Alegre mientras Damián Castaño lo firmaba debajo, yéndose a por la espada después de la tanda que abrochó ese molinete que dejó extasiada a la plaza. Pero quedaba algo más, volver a la vía de ese Argelón de mercancías para acabar rindiéndola del todo antes de cuadrarse definitivamente.

Aunque el resto ya es historia y la ocasión lo merecía, no hubo celebración pomposa, pues en seis días le esperará Madrid, un toro de Saltillo y otro de Valdellán enchiquerados en los corrales de Las Ventas para prologar el primer desafío ganadero del mes de septiembre: "Cené allí en Bilbao y a las dos y pico estaba en Salamanca. Esta mañana me he levantado a entrenar porque el domingo tengo Madrid. O sea que poca celebración [ríe]".

PREGUNTA: Entiendo que todavía estará dando gracias -como todos- de que saliera el sobrero.

RESPUESTA: Sí, porque ese toro, el titular, no me iba a dar opción de nada. Era un toro con clase y tal, pero no me iba a dar opción de nada porque no le iban a dar importancia. Tenía poca fuerza y con ese no hubiera hecho nada. Vamos, casi seguro, porque estaba la gente protestando, muy encima y levantar eso...puf, es como un milagro.

P: ¿Qué sintio al salir de aquel molinete cuando miró al tendido emocionado y vio rendida a Vista Alegre?

R: Impresionante, impresionante porque, imagínate. Desde niño viendo corridas en Bilbao por la tele y ahora estar ahí, y ver la gente de pie por ti en una plaza de primerísima categoría, de las más importantes de España, sólo podía sentir emoción. Una emoción enorme.

P: Después de aquello, quería irse a por la espada pero volvió a la cara del toro o, mejor dicho, a la vía de ese tren.

R: Sí, había que seguir apostando porque, aunque sabía que no era un toro de muchas tandas y que al principio no le veía ni muletazos, aposté por él e intenté hacer un esfuerzo titánico. La verdad es que no lo veía metido por ningún lado. Así que decidí tocar un poquito fuerte con la muleta y que fuera lo que Dios quisiera. Y así fue.

​​​​​P: El 2º, primero de su lote, fue harina de otro costal.

R: La verdad es que fue...puf. Yo tenía la sensación que del 2º al 5º la gente no había visto del todo la dureza de ese toro. Para mí fue muy duro, nunca lo vi metido en la muleta. Y, sinceramente, estaba un poco decepcionado porque no sabía si se había percibido desde fuera la exigencia del toro como yo lo vi desde dentro. La verdad es que me puso las cosas difíciles.

P: ¿Qué significa para usted Bilbao?

R: Todo. Llevo tres años toreando la corrida de Dolores Aguirre allí. El primer año fue un toque de atención sin orejas, pero acabé dando una vuelta al ruedo. Fue una actuación buena. El año pasado fue una de las tardes más épicas de mi vida. Una tarde lloviendo y con muchos elementos a la contra, ya que estaba la plaza encharcada, pero la de este año ha sido muy bonita, también. Bilbao para mí es todo: me siento torero de Bilbao, quiero a Bilbao, Bilbao me quiere a mí y ojalá que sea por muchos años.

P: Interiormente, para usted, ¿en qué fue distinta la tarde de ayer a la del pasado año?

R: Al primero del año pasado lo pinché, pero le pude cortar una oreja. Y este año en el primero, no fue lo bien que yo esperaba. Ese fue el cambio que vi pero, fíjate, me quedo más con la faena de este año que con la del pasado, porque el toro del año pasado fue exigente pero el de este año ha sido mucho más exigente y, también, la repercusión de la tele, que el año pasado no hubo tele en Bilbao.

P: "¡Viva Dolores Aguirre!", gritaban desde los tendidos, y me imagino que usted lo firmaba debajo.

R: Por supuesto, soy un admirador acérrimo de Dolores Aguirre. Ya he matado bastantes corridas de Dolores y siempre, hasta ahora, me va muy bien con ella. He tenido triunfos importantes con esa ganadería y le estoy muy agradecido porque me ha dado mucho en mi carrera. Fíjate que no empecé bien con Dolores porque la primera corrida que maté de ella estuve muy mal, hace unos años en Cebreros, pero a partir de ahí es un idilio que espero que sea duradero porque me siento muy bien con la ganadería.

​​​​​P: ¿Se ha convertido en talismán el azul azafata y oro cada vez que se acartela con una de Dolores?

R: Sí, mira, llevaba toda la semana pensando en ponerme un traje lila y oro que sólo tiene una tarde, la de San Isidro, pero al preguntarme mi hermano por la mañana qué traje me ponía, me cambió el chip y le dije, no, el azul. Es un traje que tengo mucha suerte con él, el año pasado toreé con él en Bilbao, en la tarde de Valdellán en septiembre que también me lo puse, y en ese momento me dio la sensación, cambié el pensamiento y me puse el azul.

P: Cuando hay un toro exigente que vende cara su vida, defendiendo un terreno del que no va a salir ni con agua caliente, y un torero al que no le importa perder la suya por amor a su profesión, lo demás está de más.

R: Sí, no puede haber más emoción ni ser más bonito. Que pueda perder la vida uno mismo a cambio de un triunfo. Creo que es bonito porque la fiesta de los toros necesita emoción. Y ese toro la tuvo toda porque era un toma y daca, o ganas tú o gano yo. Creo que esa emoción fue lo que hizo que los tendidos se pusieran de pie. Se vivió y se palpó que era una faena más de "¡ays!" que de "¡olés!", o de las dos cosas. No era una tonta del bote, tenía peligro y creo que eso lo hizo más épico todo.

​​​​P: Más que de ays y de olés, parecian quejíos que salían de las gargantas como un catarro mal curado.

R: Sí, sí, la verdad es que yo veía que todos los muletazos me pasaban por la barriga y no sabía en qué momento me iba a echar mano. Me imaginaba que me iba a coger, porque pasaba como un tren de rápido, se quedaba muy corto, no me dejaba casi perder pasos, y el secreto era el toque fuerte y apostar; quedarse quieto y apostar.

P: El camino de vuelta a casa anoche, intuyo que más que un recuerdo bonito fue un recuerdo imborrable.

R: Totalmente. No vine con la cuadrilla porque me fui el día de antes y me vine con mi sobrina, pero imagínate la cantidad de llamadas y mensajes preciosos que me llegaron y que me emocionaron de verlos. Es de los viajes que no se te olvidan, porque vas todo el rato viendo mensajes o viendo las cosas que te dice la gente... Fue muy bonito, de los viajes que no olvidas nunca.

P: ¿Quién puede entender que Salamanca no vaya a verle hacer el paseíllo este año en La Glorieta? ​​

R: No te voy a negar que me duele mucho. Cuando salieron los carteles estuve unos días jodido porque tenía ilusión de torear en mi tierra. En doce años sólo he toreado una vez, pero este año sí que pensé que iba a estar pero no ha podido ser. Entiendo a los empresarios porque son cuatro corridas de toros y muchos toreros para pocos puestos, pero no te voy a negar que me duele mucho porque te mentiría. Los días de la feria los paso fatal porque no me gusta estar en el tendido. Es una plaza en la que he entrenado con mi hermano toda mi vida, desde que tenía seis años, y costarme tanto entrar en mi plaza duele mucho.

P: Y en seis días, Saltillo y Valdellán en un Madrid que ya le espera como agua de mayo.

R: Sí, es una cita igual de importante que Bilbao, en la plaza más importante del mundo, una cita crucial. Y, fijate, yo siempre soy un hombre que está ilusionado siempre con su profesión, pero ahora, después de lo de ayer, voy con mucha moral porque me ha dado un empujón para afrontar la tarde con responsabilidad y más ganas si cabe.

Comparte y comenta esta noticia: