Un 1905 y un 2025 lucían herrados a cal junto al hierro de la Real Unión de Criadores de Toros de Lidia para conmemorar en la tarde de hoy su 120 aniversario, desde que el Duque de Veragua fundara tal insigne institución, la cuál ha sabido mantener en pie con mucho sacrificio una riqueza genética singular y sinigual como es la raza del toro de lidia. Conocido el contexto de la tarde, en toriles aguardaba una lámina de corrida de La Quinta que, tendiendo a la sosería como denominador común y siendo muy discreta y sufrida de nuevo en varas como tantos y tantos toros en esta feria, dejó chispazos de interés como pudieron ser 3º y 6º, y la inestimable nobleza del 4º, que en manos de un torerazo como Uceda Leal volvió a mostrale a Madrid cuál es el metrónomo del toreo eterno.
Respondió mejor a los ayudados de Uceda que al trincherazo de apertura ese 4º que abría la tarde a los cuatreños. Encajadísimo el de Usera desde la primera tanda, fue pervirtiendo a Madrid por madrileñías castizas que se fueron sucediendo en muletazos cortos descolgando los hombros, con la muleta planchada y todo el pecho por delante. El trincherazo, el desprecio, el de pecho. Madrid, harta de vulgaridades, se volvía loca con uno de sus predilectos por verle hacer el toreo eterno. Como así lo imprimió en un par de narurales a los que se le caían los quilates, de una tanda de cinco dividida en dos partes y entre las dos rayas, parando por un momento el éxtasis que había por aquel monumento a lo clásico, a lo que nunca pasará de moda, al frenar la ligazón -que no volvió a ser igual- y buscar de nuevo la colocación. Qué belleza aquel abaniqueo para sacarlo hacia fuera andándole hacia atrás. Final rotundo por abajo con el sabor de lo auténtico, como le gusta a Madrid, con esa torería impregnda y medida. Estocada delantera y generosa oreja.
No lo vio claro con la sosería y la dificultad del 1º, que reponía y no se salía de la muleta, haciendo a José Ignacio perderle demasiados pasos que hacían al de La Quinta hacerle más hilo todavía.
Después de ver a Emilio de Justo ayer en Valladolid, escribía en estas mismas líneas que quien paga una entrada por ir a verle es posible que pueda salir un tanto decepcionado, ya que lo de ayer como lo de hoy en Madrid dista mucho del toreo que se metió a la afición en el bolsillo a base de verdad, cuando su cuerpo, su espada y su muleta lo sacaron del ostracismo. Ojalá sea circunstancial. Si la faena al noble 3º se evaporaba tras el quite de resarcimiento por Chicuelo que el de Luque no le permitió, el exigente inicio por abajo y la inestimable colaboración del puyazo(s) trasero nuestro de cada día, quedándose entre dos aguas por buscar la colocación sin ligazón, la faena con el notable 6º bis le sacó un poquito los colores. El extremeño pareció dar muestras de entrgarse a la causa cuando se echó de hinojos entre el tercio y los medios a esperar que Gallereto se le viniera desde el burladero, donde apenas le pudo dar dos para obligarle de inmediato a ponerse en pie porque se le comía. Madrid había entrado en el fragor de una batalla que fue decreciendo tras la templadísima primera serie en la que el extremeño llevó al cárdeno cosido y acinturado. De ahí en adelante, la obra perdió crédito y enteros, sobre todo por la izquierda, además de errar con los aceros y escuchar dos avisos.
Daniel Luque y Madrid, Madrid y Daniel Luque es un binomio que no se entienden. Protestada fue la sorda labor que hizo con ese 2º, que rebañaba y lo poco bueno que regalaba era soso, pero tampoco es que el trasteo fuera en visos de una clarividencia de poder del matador sobre el de Conradi. Al 5º le tardó en encontrar las vueltas del pitón izquierdo, rascando sobre la bocina de la larga faena dos series robadas con el público fuera de onda.
Ficha del festejo:
Monumental de Las Ventas. 9ª de la Feria de San Isidro. Lleno de no hay billetes. De lidiaron 6 toros de La Quinta, de impecable presentación la lámina cárdena santacolomeña.
Uceda Leal, de negro y oro: silencio y oreja.
Daniel Luque, de esperanza y oro: silencio tras aviso y silencio.
Emilio de Justo, de corinto y oro: silencio y silencio tras dos avisos.
* Se desmonteró Raúl Caricol y Jesús Arruga tras parear al 2º.