Por el piton derecho
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Un gran Cigarro le quema el pulso a Emilio de Justo
CRÓNICA MADRID | 14ª de la Feria de San Isidro

Un gran Cigarro le quema el pulso a Emilio de Justo

Darío Juárez | Madrid

Regresaban las figuras y sus isidros, el gintonicsmo de feria y los sobreros de Vellosino bajo el brazo, en lo que bien pudo parecer sobre el orden de lidia un concurso de ganaderías con los hierros de Puerto de San Lorenzo, La Ventana del Puerto y uno de Valdefresno abriendo plaza, para que Manzanares debutara en Madrid como director de lidia por primera vez en veinte años. También para que Roca acabase matando un lote domecqstizado, previo anuncio con atanasios. De Justo sorteó un lote de Puerto dSL, destacando el único que sirvió y se entregó, el 5°, con el que firmó, lució y pinchó una faena asentada pero de poca entrega por el derecho. Por el izquierdo algo más. Tarde de grillos en la Monumental...

Volví de Fallas bastante preocupado por el Emilio de Justo al que me había encontrado. Un torero vulgar, obcecado en la ligazón pese a estar toreando desde Gandía, y muy fuera del sitio que él mismo se ganó antes de la fatídica lesión de Ramos 2022. En el año 21, Emilio era el torero más completo del escalafón. Sin embargo, las secuelas de la cogida y el cierto amaneramiento en figura que ha cogido, no le dejaron esta tarde en buen lugar en Madrid, tras la laxa Puerta Grande de la sonrojante -en general- tarde de Garcigrande. Pues fue otro Cigarro, como el que encumbró a Julio Robles, el que podía haberlo hecho con Emilio si éste hubiera querido y se hubiera ajustado en esas series por el derecho de mano muy baja y templadas, pero al hilo, con las que lució al toro caldeando el guiso agarrado al fondo del puchero de una tarde casi infumable.

Minutos antes le había abierto los caminos genuflexamente 'a lo Talavante', después de haberle enseñado a embestir con el capote. La mano izquierda facturaba a mayores de manera entregada e intermitente, sin ser pasaporteen ningún caso del premio de las dos orejas que este Madrid sí hubiera pedido. Finalmente lo pinchó, aunque después lo mató, pero ya era tarde. 

Fue ese primer sobrero del Vellosino el indicado para dar por finalizadas las vacaciones de los bueyes que, durante dos semanas, no habían salido de los chiqueros en trece días de feria. Midiendo y sin emplearse entró y salió suelto del peto. Al tejado estuvo a punto de mandar al peruano un par de veces por el derecho en el quite por Chicuelo. Le quitó las inercias de la huida constante por bajo antes de enmendar la primera serie por el derecho cosida y por abajo que ahí se quedó. Desentendido y sin fijeza alguna, se aburrió con la cantidad de muletazos que el extremeño se empeñó en robarle sin remedio ni necesidad. 

Frasquito miraba a los tendidos mientras bailaba su badana de lado a lado. Era ese remiendo noble y chorreado de Valdefresno que emprendió humillado el viaje hacia el capote de Manzanares, quién lo saludó rapidito a la verónica. La última por el derecho fue de aquella manera. Sin embargo, el toro carecía de fuerza, yéndose al suelo en repetidas ocasiones. Un inválido que se negó a cambiar el usía y al que Manzanares no supo templar ni fajarse con él ni una sola vez en las dos primeras series por el derecho. Tan solo tres naturales de inercias, a su aire y al hilo, aprovechando la clase del toro hasta que se volvió a caer. Dos veces más. El 7 volvió a recordar a la parroquia de la palma fácil que sin toro nada tiene importancia. O sin fuerza, en este caso, como así se demostró. Gran estocada. 

Muy podido, parado y sin raza se le pudo ver al 4° en la muleta del alicantino, que por allí anduvo justificándose para abrochar su paseo -y no su paso- por San Isidro. 

Un vergonzoso novillo de La Ventana arrebató dos veces el capote a un Roca Rey fuerísima de sitio, que conjugó una faena que terminaría pinchando para despachar al torete. Siempre hacia fuera. La cual sólo levantó el vuelo con unas bernardinas que quitaron el aire a los de la piel fina que ya buscaban el pañuelo para pedirle la oreja. Con el descastado 6° tan solo se empeñó en acumular muletazos con cierto ajuste, pero sin solución de continuidad, que maquillasen su discretísima feria. Dos bajonazos, uno por toro, pusieron la guinda del pastel pocho que quiso hacer comer a las 23.000 almas.

 

Ficha del festejo:

Monumental de Las Ventas. 14ª de la Feria de San Isidro. Lleno de no hay billetes. Se lidiaron toros de Puerto de San Lorenzo, La Ventana del Puerto, Valdefresno (1°) y un sobrero de El Vellosino (2° bis), desiguales de presentación. El 3°, impresentable. Mansos, débiles y sin raza. Destacó la calidad y la entrega de bravo del 5°. 

Manzanares, de burdeos y oro: (ovación con saludos y silencio) 

Emilio de Justo, de grana y oro: (silencio y ovación con saludos tras aviso) 

Roca Rey, de negro y oro: (ovación con saludos tras aviso y silencio).

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