Se llevó acabo el séptimo festejo en La México. Gran entrada, cerca de llegar a los veinte mil espectadores. Este cartel, antes del cierre de la plaza, no metía más de cinco mil. Da mucho gusto la respuesta de aquellos que pasan por taquilla.
El cartel lo encabezó el ya veterano Uriel Moreno "El Zapata", Antonio Ferrera y confirmó el de San Miguel de Allende Guanajuato, Francisco Martínez. El encierro fue del hierro tlaxcalteca de Rancho Seco. Los de Don Sergio Hernández González, con su divisa caña y rojo, han cumplido sin pero alguno en el renglón del trapío. En su juego, tres han sido buenos para el torero, tres que los matadores no han sabido descifrar por su falta de capacidad. Ha faltado bravura y casta pero el saldo ha sido favorable.
Estaba en disputa el trofeo "Banderilla de oro". El ganador al final fue Uriel Moreno "El Zapata". Los pares fueron más espectaculares que buenos. Lo ganó con poco, pero sin discusión.
Confirmó Francisco Martínez con "Cucharito" 138, con 510 kilos. Toro muy a modo en toda la extensión de la palabra para una confirmación. El torero, aún así, muy por debajo en todos los aspectos, y lo digo porque no es nuevo en esto, si bien su camino no ha sido fácil, lleva ya cinco años en el negocio con más de 50 corridas a cuestas. Parecía que estábamos viendo a uno novato de dieciocho años, sin rodaje, pues en tres ocasiones lo desarmó el de Rancho Seco. Nuca pudo hilvanar, mucho menos estructurar. Lo de pensar en la cara del toro, mejor ni hablamos. Lo mejor en su primero fue el sentido brindis a sus padres. Después de una estocada entera, el juez sin tomar en cuenta leve petición, ni corto ni perezoso, regaló increíblemente una oreja. Qué dañinas son éstas, las regaladas.
Con el que cerró plaza, de nombre "Cortinero", un pesado toro con 565 kilos, ni pudo, ni supo, ni quiso. Su tauromaquia es corta y mala, eso es una pésima combinación. Para cerrar, una carnicería con la espada, hasta en eso es muy malo. Tres pinchazos, media, cinco golpes de descabello y le tocaron dos avisos. Ya cumplió con confirmar, que regrese, lo dudo y espero que no.
El primer espada fue El Zapata, que con "Náufrago", de impecable trapío, trató de sacar el oficio que debería tener después de tantos años, pero no fue así. Ni por el derecho, ni por izquierdo, nunca pudo ligar, por la simple y sencilla razón de que nunca tuvo el poder en la muleta que el toro necesitaba. Entera, después de una media para retirarse en silencio.
A "San Miguelino" nunca le pudo mostrar su viejo carnet. Y es que durante toda la tarde, cuando debió bregar no lo hizo, cuando debió torear tampoco lo hizo. Por eso es que siempre será un torero de media tabla pa' bajo, espero que se me entienda de la manera más respetuosa el comentario. Pero es que oiga, ya son muchísimos años en ésto y nunca ha podido dar el do de pecho en las grandes plazas. Bueno, no hay que pedirle peras al olmo. Con la espada, otro espectáculo denigrante, de esos que sirven mucho a los antis. Se retiró entre pitos, bien ganados por cierto después de dos avisos.
Antonio Ferrera, ese torero que en ocasiones hace el toreo churriguresco más que aquel que muchos le llaman barroco, hoy sólo fue un torero heterodoxo. Heterodoxos en el toreo siempre ha habido, desde alguno buenos, otros malos y otras que han sido figuras indiscutibles. Desde Cúchares hasta el Cordobés, pasando por El Espartero, La Serna, Arruza, Procuna y el único y gran Belmonte. Cada aficionado está en la libertad de escoger entre los ortodoxos y los heterodoxos. Pero el buen aficionado debe saber valorar ambas maneras, le deben dar el justo valor por lo que hacen el ruedo de acuerdo a las condiciones del toro. Los heterodoxos están para eso, para romper quizás con la doctrina y la tradición. No me haga mucho caso, pero también la crítica debe contribuir a potenciar la visión del espectador, tal y como lo dijo el gran Pepe Alameda. Y ahí tiene a Cúchares cuando enseña que lo mejor del toreo "es lo que no está escrito".
Para no hacer esto más largo y tedioso, hoy en lo personal he visto la mejor versión de Antonio Ferrera. Sin ser un torero de mi gusto, lo realizado con la de cobrar en ambos toros, sobre todo con "Fotógrafo", ahí quedará. Largo, templado. Enganchando adelante, despidiendo como se debe y ligando como se manda. Con "Dentista" fueron pocos los muletazos para resaltar, los mejores también, un par de naturales; pero la faena en conjunto fue buena. Una gran estocada que hizo rodar al toro sin puntilla. Por reglamento, la primera la otorga el público, la petición fue mayoritaria, la segunda lo valía el estoconazo.
Este domingo, el heterodoxo de Ferrera con esos naturales me recordó a otro heterodoxo que cuándo toreaba al natural eran palabras mayores, Don Manuel Benitez.
Recuerde que el toreo al natural ya sea en manos de los ortodoxos o de los heterodoxos, es lo mejor.