Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
Volver
Un 'Huracán' de bravura
Un 'Huracán' de bravura
Un 'Huracán' de bravura
Un 'Huracán' de bravura
Un 'Huracán' de bravura
Un 'Huracán' de bravura
Un 'Huracán' de bravura
Un 'Huracán' de bravura
Un 'Huracán' de bravura
Un 'Huracán' de bravura
Crónica Madrid | 11ª de la Feria de San Isidro

Un 'Huracán' de bravura

Darío Juárez

Regresaban los "viva España" y los golpes de calor en la tarde de Pedraza. San Isidro se acerca a su ecuador con más pena que gloria. Muchos toros embistiendo con el requiem herrado en las orejas y varios nombres frente al paredón de la crítica por su vulgar hacer frente a ellos. La undécima del abono isidril traía una muy mal presentada por desigual, además de sosona y descastada corrida de Pedraza de Yeltes, muy mal lidiada en general, con una segunda parte soporífera. En la primera por lo menos salió un toro bravo de verdad como fue Huracán, con el que un vulgar Colombo no se entendió, ni le supo leer el mando que requería, ni mucho menos le toreó. Cortés sí lo hizo con el Brigadier 2°, de premio, en una faena con cuerpo pero no con forma, ni con esa virtud necesaria en esta plaza de medir los tiempos para irse a por la espada con aquello en plena ebullición. López Chaves por su parte, con el peor lote, saldría inédito de su única comparecencia en el serial madrileño.

Ni abanicos, ni sombreros, ni haycocacolacervezaaguafríaaguafríaaa, ni un torero capaz de templar aquella casta que desde los tendidos se rogaría imperecedera cuando se arrancó de largo al segundo encuentro con el castigo medido pero ligeramente caído de José Palomares. Me hubiera encantado que le hubieran puesto otra vez. Porque Huracán traía colgando bajo su barba los once badajos de la campana mayor de la catedral de Pamplona. Esa altura de cruz escondía una locomotora de carbón desde la cumbre del morrillo hasta el ras de las pezuñas. Para Colombo, la obligación no era torearlo -eso son palabras mayores-, sino enseñarlo a embestir en los medios por abajo a partir del milagro impertérrito del temple. De ese temple que no llegó, ni en el inicio valeroso esperando a la fiera desde los medios donde casi le desarma, ni en los compases posteriores de faena donde despedía hacia fuera todas las embestidas francas que le regaló el toro, quedándose siempre alejado de la suerte en demasía.

El castaño, cuando cogía la muleta, lo hacía con el afán de entregarse al matador si éste así se lo hubiera pedido, pero allí no hubo gobierno, ni mucho menos ese espacio-tiempo-reposo que pedía el Talgo de Pedraza para ir encontrando unas mejores manos que no le hicieran descarrilar en la salida de cada embroque. Al animal también le faltaría algo de clase. Lo de entender de terrenos es una quimera cuando un toro así te ha desbordado desde el primer muletazo. Se orientó, se le coló dos veces tirándole el derrote y todavía se puso por bernadinas hasta que en una, el toro le tiró uno más por debajo de la chaquetilla, que le salió por la hombrera. Si no lleva, como mínimo, un puntazo corrido, es un milagro. Y con el soso 6° se aburrió de pegarle muletazos mudos. Además, Madrid ya estaba fuera de la tarde. Ya podía cantar una Traviata que aquello era inútil. Y lo de los palos a toro pasado, a Madri no le va. Destacó el tercero con su primer toro, donde ahí sí dejó que la punta del pitón derecho se diera un pico con su barbilla en la salida del par. Además, muy en corto.

A buscar el micrófono se fue Javier Cortés, supongo que para brindarle a Diego Carretero la muerte del 2°, hoy sustituto por lesión del torero de Hellín. Brigadier traía el buen bajío de su reata y un compás metronomal que enamoraba, con el hocico siempre por delante queriendo coger las telas. El de Getafe se lo fue sacando con trincherazos y muletazos al paso hacia los medios para ponerse a torear. Con dos series cortas de largo y de trazo largo quiso empezar Cortés por el pitón derecho para prender aquello a mechero, antes de echársela a la izquierda para llevar muy largo esos tres naturales con los que se partió Madrid y con los que se partió los riñones buscando teñirlos de la máxima pureza. Tenía la faena en su punto álgido, pero el madrileño se empeñó en seguir trasteando con el toro y terminar por sacar a la gente de la faena cuando se la enganchó un par de veces. Se pasó y no mató al noblote. Con el 5° supo llegarle más al toro, robándole pasajes notables, menos natural por las composturas quebradas, pero Madrid se quedó con la espinita de ese 2° y para aquel entonces ya estaba fuera de la tarde. Madrid le estará esperando.

El destino de la bolita de López Chaves no trajo el triunfo ni el toro que le permitiera una faena de triunfo. Al 1° le costaba hasta respirar. Sin vida, ni casta, ni mucho menos un hálito de amago de embestir por derecho. El 4° pasaba y pasaba pero no decía nada. Domingo, pese a no volverle la cara, tampoco dio con el click para que aquello levantara el vuelo.

 

  • Monumental de Las Ventas. 11ª de la Feria de San Isidro. Media entrada en tarde calurosa. Se lidiaron sies toros de Pedraza de Yeltes, muy mal presentada de hechuras. Aburrida, sosona y en la que destacaron el buen aire del 2° y la casta del 3°.
  • López Chaves (azul azafata y oro): ovación con saludos y silencio.
  • Javier Cortés (catafalco y oro): ovación con saludos tras aviso y silencio.
  • Jesús Enrique Colombo (azul marino y oro): silencio en ambos.

 

Sigueme en Twitter Sígueme en Twitter @dariojuarezc
Comparte y comenta esta noticia: