Por el piton derecho
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Un minero charro en Vista Alegre
CRÓNICA BILBAO | 2ª de las Corridas Generales

Un minero charro en Vista Alegre

Darío Juárez

Era el eco resultante de una ovación cerrada lo que desprendieron las paredes del graderío de los corrales de Vista Alegre cuando Isabel Lipperheide hacía acto de presencia ante los aficionados en el apartado matutino de sus toros. El respeto por la persona y la historia ganadera de su madre, doña Dolores Aguirre Ybarra -que en gloria esté-, hizo que la poquita afición que queda en Bilbao se descubriese ante la seriedad imperante de los astados del hierro de la N, que volvía a lidiar en la capital vizcaína veinte años después. Vista Alegre es un deprimente solar en el que ya sólo quedan retales de afición. Y allí llegó Damián Castaño desmonterado, con la actualidad negra del reciente susto de Cenicientos y bien liado como minero debutante en su ruedo, demostrando el oficio y su lucha por el sitio como abanderado de las duras en el circuito de las grandes ferias.

Suelto de carnes, zancudo y vareado apareció ese bragado 2° que no dejó a Damián Castaño abrirse con él en el saludo. Frente a la salvedad del gran Chocolate con el 6° y de Héctor Piña con éste, a la corrida la hubieran podido picar mejor cuatro activistas del PACMA que los profesionales que lo hicieron. El de Dolores no se había entregado en los primeros tercios pero no dejó de moverse. Damián pidió permiso, brindó en el micro de Victoria y se puso a torear. Muleta en ristre y series cortas de tres o cuatro, dejándosela puesta y provocando la arrancada del toro y su casta para no dejarlo pensar ni aceptar la jugosa invitación de echar el freno. Así hasta tres más, desvirtuando la idea de gozar un natural cuando el toro cantó y se fue al abrigo de las tablas al echársela a la zurda. Montó el engaño de nuevo una vez más antes de irse a por la de verdad, que acabó siendo la embustera de la historia; pues Castaño se perfiló muy largo y la espada no entró. Pronto, cuando encuentre el sitio que busca en las ferias importantes, se dará cuenta de dónde y por qué se han de matar los toros en corto. Carafea se iría ovacionado en el arrastre.

Resolutivo y con mucho afán de querer se mostró con el imposible y espectacular por serio 5°, al que aguantó aquellas medias arrancadas que lo único que regalaron fueron peligro.

Una de Dolores venía de matar Román en la torista y francesa Ceret el mes pasado, la de Cebada en Pamplona o la miurada de Dax hace unos días. La voluntad aplaudida y reconocida del valenciano por apuntarse a estas corridas no debe ser óbice para intentar hacerle ver que con eso no vale. O no debería valer para sí mismo cuando te sale un toro de un hierro así a regalarte quince muletazos buenos, que terminas por hacerlos un ovillo. Fue ese hechurado y colorado 3° al que logró encelarlo en el de brega antes de encontrarse sin querer con el caballo de la puerta. Brindó en los medios y desde allí le planteó un inteligente prólogo: muleta adelantada y el diapasón conjugado el de Dolores saliéndose de los vuelos y repitiendo por abajo. La segunda en ascendente, pero de ahí en adelante Román perdió el rumbo y se apartó del timón. El toro seguía regalando embestidas con una codicia por embestir que le hacía abrirse de manos por momentos y de manera extraña. Y es que fuerza no era lo que le faltó. Por el izquierdo no lo vio y Román no volvió a pegarle uno. Sí tuvo el detalle de lucir al 6° poniéndolo hasta tres veces al caballo de Chocolate, dejando un cantado y gran tercio de varas.

La bolita negra se la llevó Luis Bolívar con dos torazos de portada que después se quedaron en eso: simple fachada. Muy desconfiado se le vio al colombiano en los primeros compases de faena del primero que defenestró Félix Majada con la puya, al que le costó dejar de pasarlo hasta diez veces por la muleta hasta decidirse a meterle la zapatilla debajo del hocico y cruzarse al contrario para robarle dos tandas que simplemente dijeran algo. El acucharado y apretado 4° no quiso embestir. Y cuando lo hizo quiso que fuera a saltitos. Por el izquierdo, ni el ademán de querer.

 

  • Bilbao. Plaza de Vista Alegre. 2ª de las Corridas Generales. Ni un 1/4 de entrada. Se lidiaron seis toros de doña Dolores Aguirre, muy bien presentados a excepción del 2°, que bajó un poquito la línea de la corrida. Destacaron 2° y 3°.
  • Luis Bolívar (catafalco y oro): silencio en ambos.
  • Damián Castaño (marfil y oro): ovación con saludos y silencio.
  • Román (espuma de mar y plata): silencio en ambos.
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