Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Juan Ortega, a hombros en Valladolid:/ PD
Un soberbio Juan Ortega se gana la unanimidad del público de Valladolid
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Crónica Valladolid

Un soberbio Juan Ortega se gana la unanimidad del público de Valladolid

Carmen Toro | Valladolid

Un soberbio Juan Ortega se gana la unanimidad del público de Valladolid "Olés" al recibo a la verónica de Ortega a Encendido. Nada más que escribir, señoría. No pudo ponerles más torería y mas temple Ortega al inicio de faena por abajo con el segundo de su lote, flexionando la pierna y mandando con la mano. Y la plaza ya rota de "olés". Igual que en una templadísima tanda que le siguió por la derecha. Aquello no había hecho más que empezar. Y otra más, parando la embestida, parando el tiempo. Poniendo en marcha la emoción. Rodilla en tierra le dejó un redondo larguísimo y lo mismo hizo con los pies sobre el albero. Qué regalo de muletazos de trazo largo y lentísimo. Toreo al ralentí. Y que nadie se piense que el toro lo puso fácil. Codicioso y repetidor, no tuvo la embestida "boba". Estocada en todo lo alto y doble premio asegurado y de sobra merecido para un soberbio Juan Ortega que ha alcanzado la unanimidad en el quinto de la tarde en Valladolid.

Tabacalero hizo segundo y le tuvo que pegar Juan Ortega las primeras verónicas pegadito a las tablas. Para, más tarde, dejarle una mejor serie entre las rayas del tercio que provocó algún tímido "olé". Rectificó el picador el puyazo trasero, pero lo alargó después de más. Torerísimo quite por delantales y una media por remate de Ortega después para compensar. Templadísimo inicio de faena del sevillano por abajo, sacándoselo hacia el tercio. Lo trasteó después por diestra y siniestra, bajando la mano hasta arrastrar la franela, a la que acudía el "cuvillo" pronto y repetidor a cada cite del diestro, persiguiéndola con humillación y codicia y una movilidad con clase. Estoconazo para rematar una faena plena de arte y pureza. Y el premio de las dos prejas.

Correviento destacó entre sus hermanos por su bonito pelaje melocotón. Lo puso al caballo Aguado con un galleo por chicuelinas y una media como bonito remate. Quitó en un bis por chicuelinas y remató con otra media de bonita factura después de que el animal saliera del peto. En un inicio por abajo, flexionando la pierna, se lo sacó hasta el espacio entre las dos rayas del tercio y, en la segunda, inició el trasteo por el pitón derecho. Dejó tiempo y distancia para citarlo por la derecha y dejarle una tanda de pureza y ligazón. Paró, templó y mandó a pies juntos hasta que el toro empezó a echar la persiana, lo que hizo que no terminara de encenderse la chispa. Aguado fue a por la espada y el toro se sentó antes de que el torero tuviera tiempo de ofrecérsela. Un doble pinchazo precedió a una estocada casi entera y tendida, pero efectiva. Se desmonteró en banderillas Juan Sierra.

El cierraplaza oyó palmas de tango y vio pañuelo verde. En su lugar salió el sexto bis, Preferido, de Loreto Charro, que se pegó un topetazo contra el burladero nada más salir que hizo prever lo peor. Y así fue porque fue patente su falta de fuerza al perder las manos tras salir del caballo, pero a este lo aguantó el presidente en el ruedo. Inicio de faena genuflexo de Aguado. Saltarín y bronco de embestida fue el toro en la muleta, con la que le cuajó Aguado unas ligadas tandas al natural, arrastrando la muleta y buscando el pitón contrario. Con colocación. No duró más la colaboración del de Loreto Charro, que se revolvía con peligrosidad. Lo mató Aguado de un feo espadazo que fue casi un pinchazo.

Abrió plaza de la cuarta de abono el riojano Diego Urdiales, que había entrado en el cartel por la vía de la sustitución de Morante de la Puebla y que ha pechado con el peor lote de la tarde con diferencia. Abrochó los lances de recibo con una torera media que remataba una tanda a la verónica templándose de a poco. Perdió las manos el "cuvillo" y oyó palmas de tango que se repetirían ante la ausencia de pelea en el caballo y, después, de manera insistente. "Los toros inválidos hay que devolverlos, presidente", se llegó a oír, y "mátalo ya, Diego, no pierdas el tiempo". Lo cierto es que poco o nada pudo hacer el arnedano aparte de pegarle cuatro "trapazos" ante tal falta de casta, fuerza y movilidad. Una faena larga de más porque no había nada ante la falta de todo del cornúpeta. La estocada en todo lo alto que dejó Urdiales fue el contrapunto a la insulsa faena. No tuvo el mismo acierto el puntillero, que hizo real aquel dicho de "no hay dos sin tres". Pitos en el arrastre para el inválido Núñez del Cuvillo.

Brindó Urdiales al respetable la muerte del segundo Tabacalero de la tarde, el que hacía cuarto y que ya había salido sin fijar la embestida en el capote. Falto de movilidad y casta en la muleta, ni a derechas ni a izquierdas pudo conseguir apenas Urdiales un muletazo digno y ni hablar de la ligazón. El peor lote de la tarde hizo que Valladolid se perdiese disfrutar de la mejor versión de la pureza de Urdiales, que no cejó en su empeño de buscar algún atisbo de algo en el manso Núñez del Cuvillo, que buscaba tablas. Otra vez mató de estocada entera. Menos mal que hubo algo bueno.

*Ficha del festejo:

Plaza de Valladolid. Cuarta de abono de la feria de Nuestra Señora de San Lorenzo de Valladolid. Dos tercios de entrada. Toros de Núñez del Cuvillo de juego desigual, descastados y faltos de fuerzas en general, y sobrero de Loreto Charro:

Diego Urdiales: Ovación con saludos y ovación con saludos. Juan Ortega: Dos orejas y dos orejas.

Pablo Aguado: Ovación con saludos y ovación con saludos.

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