Venga hombre, ¿tú también, Joaquín? Joder, vaya añito de mierda. ¿Qué más nos puede pasar? Me cuesta creer que esto es cierto y que contigo se va definitivamente una importante porción del último reducto de independencia que queda en esto del toro. Naciste para triunfar en la sombra y a las órdenes de grandes figuras del toreo que vieron en ti sabiduría, humildad, silencio, pasión y mucha afición. Tendiste la mano a todo aquel que necesitó de tu ayuda y ante todo y por encima de todo, te ganaste el respeto y la admiración del mundo del toro. Si hasta caíste de pie en la realidad de las redes cuando te hiciste Instagram.

El archivo de la vida te muestra ahora el álbum del triunfo. Un palmarés inmaculado a la vera de grandes toreros como Joselito, tu hermano José Luis, José Tomás o actualmente Talavante, con los que has perseguido el camino de la independencia, ya fuera como veedor, apoderado o mozo de espadas. Los años te dieron aliento y más afición, tu familia un púlpito sagrado de amor y recogimiento en los inviernos con sus fiestas de guardar. Hoy te subes recogiendo lo sembrado durante tanto tiempo; el cariño y el reconocimiento de todo aficionado a los toros que ha sabido ver y ensalzar tu valía.

El microscopio del campo, el talento de un susurro, el consejo a tiempo, la soledad del triunfo en la sombra: el que más llena, el de verdad. Ciudad Rodrigo te llora a ti, uno de sus paisanos ilustres que ha tenido que ser protagonista de este macabro 2020. Joaquín, qué difícil está esto. Y ahora te vas y nos dejas solos ante el peligro, con la que está cayendo y con Talavante en el candelero a la espera de ver tu parte de culpa en su reaparición. Qué injusto, Joaquín.

Qué no habrás visto tú y qué no habrán visto en ti... Y lo que te queda por ver desde ahí arriba.