Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Fotos: Maestranza Pages
Una oreja de ley y una sorpresa
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Una oreja de ley y una sorpresa
Corrida del Domingo de resurreccion

Una oreja de ley y una sorpresa

Ignacio Muruve | Sevilla

“¡Cierra el grifo!”, se llegó a escuchar desde el bajo del once. No habíamos tenido suficiente durante esta aciaga y apesadumbrada Semana Santa, que Nuestro Señor dejó en su ciudad, hasta la hora de comienzo del festejo, una manta de las que no se recordaban. Repito, no fue normal la cantidad de agua que cayó sobre el dorado albero antes de empezar. El rostro de los toreros lo decía todo mientras comprobaban el ruedo, pero tiraron y el festejo se desarrolló. Hasta dos de barro había en el piso mientras los areneros se esmeraban en deshacer aquel entuerto.

Pasando a lo artístico, al meollo del asunto, Castella anduvo en figura y Roca Rey nos enseñó una nueva y fabulosa versión de su toreo. Cuando la tarde había florecido ya, la colorida capa sarda del primero hizo presencia en el platillo. Tras un puñado de embestidas en falso, pasando sin quedarse, Morante le sopló uno a la verónica y no más. Curro Javier, haciendo algo que es rutina para él, terminó de soltar la noble pero insulsa embestida de “Esaborío”. Tres lapazos por abajo mayestáticos. Cuando Morante parecía ayudarlo en el inicio, este le sopló un trincherazo monumental que fue lo poco reseñable del capítulo junto a dos suaves derechazos. Entre lamentos, uno más de esta asqueante semana en Sevilla, el cigarrero le dio billete al desolladero con un bajonazo indecoroso. En blanco el primero.

Para el cuarto, un animalito sin raza alguna, pidiendo casi perdón por haberse presentado ante kas plantas de un Morante que vio cómo se echaba mientras desarrollaba su labor en los bajos del siete. Vaya lotecito…

Lo que se prevé como complicación, con una figura del toreo y dentro de la lógica, se traduce en solución. La dimensión de Castella con el segundo se resume en esa oración. Toque seco y paciencia. Las tres coladas durante la lidia y el tercer derechazo rodilla entierra nos cantaron el disparo sin orden del toro. Todo era un fuego desagradable hasta que Sebastián lo ordenó para que el calor que subiera al tendido fuera el correcto. “Raleo” sólo respondía cuando se le exigía. Con la izquierda lo sometió. Un látigo que lo llevaba de un lado a otro en una explosión de profundidad bestial. Fueron tres las series de naturales para que su dominio acabara por rendir a su oponente, que nunca terminaba d dejar la sensación de ir metido en la zocata. Con la oreja en la mano, el francés terminó de redondear poniéndose de perfil con un puñado final de naturales, más sueltos esta vez. Estocada en el sitio y oreja de ley, de las de peso. De las que te mantienen la sonrisa durante varios días.

El quinto fue un toro sin fondo alguno con el que se extendió en demasía Castella, que pudo emborronar su primera labor con una pesadez que el público no recibió con buenos ojos. Chacón saludó, tan torero como siempre, tras dos pares extraordinarios. La sorpresa de la tarde llegó en el tercero bis, que sustituyó al precioso titular.

Roca Rey toreó como los ángeles al sobrero, en un aire absolutamente distinto a lo que nos lleva ofreciendo desde aquella tarde primeriza en Nimes: vertical, templando en una postura mucho más natural y con mayor torería que antes. Todo fluía de una forma más bella. Dos fueron las series en las que redujo la embestida pasiva y casi sin nervio en su movilidad del chorreado que le cayó en suerte. La oreja, incalificable por parte del palco, que de nuevo rebaja el listón. Después de darle el orejón a Sebastián otorgar este insulto al rigor…

La anécdota de la tarde quedó cuando salió el sexto… que no fue el sexto. Corrió como la pólvora que el titular y sorteado en este lugar se había lesionado en los corrales, lo que hizo que en un movimiento que pasó desapercibido en primera instancia, saliera sin mediación el segundo sobrero perteneciente a la divisa de Román Sorando. Cabeceando, sin una embestida franca y tensionando a todos los que estábamos allí, Roca quiso pero no pudo. Culpable el enemigo y tarde finiquitada con un frío que tampoco se recuerda por estas fechas.

Ficha del festejo:

Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. 1ª de abono | Domingo de Resurrección Toros de Hnos García Jiménez, Olga Jiménez (3° bis) y Román Sorando (6° bis): Correctos de presentación y variado en juego. Exigente y encastado el 2°.

Morante de la Puebla: Silencio en su lote.

Sebastián Castella: Oreja y silencio.

Roca Rey: Oreja y silencio.

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