Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Ureña, ni pierde ni gana
Ureña, ni pierde ni gana
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Ureña, ni pierde ni gana
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Ureña, ni pierde ni gana
Ureña, ni pierde ni gana
Ureña, ni pierde ni gana
Crónica Madrid | 14ª de la Feria de San Isidro

Ureña, ni pierde ni gana

Miguel Esparcía

La verdad es que había cierto nivel de expectación ante la encerrona del diestro Paco Ureña en la capital mundial de la Fiesta de los toros. Ante un lleno aparente en los tendidos, posiblemente también logrado porque el aficionado madrileño todavía recuerda que el lorquino fue el protagonista de varias tardes de altos vuelos en Las Ventas hace no demasiado tiempo. Es cierto que la situación actual del diestro, sin verse anunciado en muchas ferias donde antes era un fijo, casi que le obligaba a intentar la machada para reivindicar un sitio que se había ganado a pulso. Ahora bien, ¿fue esta la mejor forma de intentar recuperar crédito y fuerza en los despachos? Ureña se vació por completo en una de las tardes de mayor responsabilidad de su carrera profesional. Ahora bien, el bagaje de una oreja, mucha decepción ganadera y la sensación reinante de que la cotización de Ureña ni ha subido ni bajado. Se mantiene. Y quizás eso es lo peor: quedar en tierra de nadie cuando lo que se busca es dar un golpe en la mesa para romper el tablero. Y el lugar donde le han colocado a uno.

Que el público estaba con el diestro era evidente. Recibió una calurosa ovación por parte del respetable antes de que “Barbaclara” de La Ventana del Puerto iniciase la peliaguda tarde. Ureña lo intentó con la diestra y extrajo algunos pases estimables, especialmente en los inicios, sumando además una larga y ligada al natural. Había cierta clase en el toro pero faltaba ese punto más de todo -especialmente de fuerza y casta- para conseguir una faena que se tradujese en empezar con buen pie. Además, falló a espadas, por lo que todo quedó muy liviano. Silencio a Ureña y pitos al toro.

Con “Chumbo”, de Domingo Hernández, Ureña vio pronto que tenía posibilidades ante la viveza y transmisión de las embestidas. Tras un buen puyazo de Sandoval, y un quite vistoso con la capa, el murciano brindó a los presentes y no dudó en empezar con la zurda. El trasteo fue un poco en dientes de sierra: subida y bajada al natural, de nuevo más emoción en redondo, buscando la rectitud, pero el toro terminó a menos, sumando incluso un desgarro en la muleta del torero. Paco cobró una media estocada que acusó el toro. Lástima de no haber durado más porque el viento iba a favor en esta ocasión.

Salió el de Adolfo Martín, de nombre “Monería” y fue llevado al relance por el matador, picado con rectificación por Iturralde en el primer encuentro y sin llegar a cumplir en el segundo. Ureña ya vislumbró complicaciones del “Adolfo” en los inicios, que se confirmaron en un tercio de banderillas marcado por las esperas y gazapeo del toro, poniéndose los palos como se hacen: de uno en uno. En el último tercio, el torero estuvo muy digno ante las coladas y peligrosos derrotes. Tras pinchazo y media estocada delantera y atravesada con desarme, sumando varios descabellos, pusieron punto final a un prescindible capítulo.

El cuarto, de José Vázquez y respondiendo al nombre de “Peregrino”, no se entregó en el capote, salió muy suelto al sentir el puyazo y luego nuevamente despavorido, coceando incluso, tras tardear muchísimo. Manso pregonao en el peto, en resumen. En banderillas se vino arriba, arrancándose con presteza y recorrido. Ya con la muleta, quedó la sensación de ser todo un querer y no poder por parte de los dos contendientes. Unas perlas sueltas no hacen un collar. Con la espada, varios fallos que terminaron por emborronar lo poco que se vio.

El quinto, “Soldador” de Juan Pedro Domecq, el de menor presencia de la encerrona, golpeó al estribo del piquero para después echar la cara arriba en el peto. Varias pérdidas de manos, unido a la la poca fuerza, tampoco ayudaron a que la afición se calmase en sus protestas, por lo que el pañuelo verde en la presidencia se hizo inevitable. Y necesario. Como sobrero, salió “Hortelano” de Conde de Mayalde, tan ofensivo por delante como suelto en su primera toma de contacto con el albero y entregado en el capote de Ureña, aunque sin demasiada limpieza en los lances. Tras un tercio de varas sin demasiado empeño por parte del “mayalde”, con mucha polvareda provocada por el viento en unas banderillas cumplidoras, Paco se fue a pies juntos cerca de las tablas del tendido 7, empezó a llover de manera copiosa, lo que unido a la apertura del compás del matador, sumando al viento y al vaivén en las telas, provocó que el tendido se abdujera y que el público que no abandonó sus localidades, jalease una faena donde el toro llegó a clavar los pitones en la arena, desplazándose con un aire taciturno y plomizo, en un toreo muy de cercanías en redondo y algunos pases mirando al tendido, con más entrega - total, también hay que decirlo- que toreo clásico. Tras estocada con desarme, y lluvia también de almohadillas, impropio de un coso serio que se supone debe ser la guía de la Tauromaquia, se pidió y concedió una oreja que no justifica la tarde.

Por último, “Disparate”, de Victoriano del Río, derribó al caballo en un encuentro donde entró como un bólido. Eso sí, después la pelea fue de coche utilitario de poca cilindrada. Y buscando la cochera, esto es, las tablas, en banderillas. Y en la muleta, poco motor y siempre con el freno de mano echado, por lo que Ureña sólo pudo mostrar voluntad, aunque sin poder dejar un final feliz en este toro. Ni tampoco en la encerrona.

 

  • Plaza de toros de Las Ventas de Madrid. 14ª tarde de la Feria de San Isidro. Lleno aparente en los tendidos. Tarde calurosa que terminó en lluviosa en el quinto y sexto toro. Se lidiaron toros de La Ventana del Puerto, Domingo Hernández, Adolfo Martín, José Vázquez, Juan Pedro Domecq (devuelto) , Conde de Mayalde y Victoriano del Río. Correctos de presentación, salvo el de Juan Pedro Domecq y Victoriano del Río, más justos y con menos remate. 1º, muy justo de fuerzas. 2º, con movilidad pero venido a menos. 3º, complicado que desarrolló sentido. 4º, manso descastado. 5º, devuelto por inválido. 5º bis, bajo de casta y justo de fuerzas. 6º, de poco contenido.
  • Paco Ureña, en solitario: silencio, saludos, silencio, silencio, oreja y saludos.
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