Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Ventura sube al trono del Rey Niño del que le baja el palco
CRÓNICA ÁVILA | Corrida de toros

Ventura sube al trono del Rey Niño del que le baja el palco

Darío Juárez

El sacrilegio de ver arreglados los toros de Adolfo para rejones no frenó el sobresaliente tirón de taquilla que, junto a Ventura, trajeron a Ávila -de los Caballeros, del Rey o del Rey Niño- los cárdenos de Los Alijares. Tampoco lo hizo la amenazante lluvia de tormenta de primavera que emboinó la ciudad amurallada durante todo el mediodía y el comienzo de la tarde. Tras la primera feria poscovid del mes de julio que abrió la corta temporada 2020, Ávila no había vuelto a ver un pitón en su plaza. Un "no hay billetes" permitido y casi histórico para esta plaza en los últimos años, se colgaba en uno de los brazos de la Puerta de los Caballeros por donde debió salir Diego Ventura tras una superlativa faena con el 5°, al que le negaría el palco el segundo trofeo tras un efímero pinchazo previo al rejón que hirió de muerte a Monerías. Rui Fernandes en el 1° y Leonardo frente al 6°, también lograron tocar pelo.
 
Diego Ventura, en la incesante búsqueda de su techo y tras haberse enfrentado a varios encastes minoritarios en los últimos años, llegaba a Ávila para seguir escribiendo su historia en letras de oro con el encierro de Adolfo Martín. El cigarrero abrió su tarde con un segundo e importante toro de nombre Aviador. De reata le vino al galgo. Un cárdeno con muchos pies de salida al que esperó en los medios para clavar de costado con Guadalquivir y poner aquello patas arriba. El talento innato y la torería de Nazarí llenaban la escena cuando Diego se encimaba con el adolfo para llevárselo cosido a la silla por todo el anillo. Tras el lío de Lío dejándose llegar el toro hasta el pecho para clavar al quiebro en los mismos medios, un vecino de localidad me espetó: "No soy apasionado del rejoneo, pero sí de las cosas bien hechas. Y no se puede hacer mejor". A lomos de Guadiana cerraba la faena con las cortas, previo a un cuantioso número de pinchazos que le privaron de abrir su esportón de trofeos.
 
Quedaba uno y al 5° había que llegarle mucho de salida. La calma la puso con Joselito, con el que le anduvo al toro con tiento para sacarlo del terreno de tablas. Desde el sol le cantaban fandangos. Velázquez avivaba la candela con los palos, antes de que Bronce la hiciera explotar toreando con el pecho, clavando en un palmo con y sin cabezada, y rematando los pares con unos trincherazos con la grupa de cartel. No se podía hacer más. El clamor de Ávila era inaudito, colosal, extraordinario. Tras ese brevísimo pinchazo, el rejón entero a los dos segundos hasta los gavilanes y el toro rodado casi sin puntilla. Todo el mundo cantaba las dos orejas como obviedad, pero el presidente se negó y la bronca, evidentemente, fue tremebunda. Oreja con fortísima petición de la segunda y dos vueltas al ruedo.
 
Mucho oficio demostró en Ávila esta tarde Rui Fernandes. El veterano cavaleiro portugués abrió plaza con un animal paradote, que empezó a barbear las tablas haciendo por asomarse con curiosidad al callejón. Este fue un adolfo chico, bajo y playerito, que de la querencia del sol se fue a emplazar con los dos de castigo en los medios. Chanel coloreaba la obra toreando con la grupa y clavando al quiebro tres buenos palos ajustados con los que, sin ser nada del otro mundo, el torito fue a más demostrando una denotada humillación en el capote del subalterno al cambiar de montura. Tres rosas puso con Jaguar antes de cerrar con el de muerte arriba, que le valió la oreja.
 
El 4° se dejó menos pero se dejó. Muy parado este de Adolfo al que llegó mucho con  H Quiebro para clavar y salir toreando con la cola de lado a lado. Artista y el baile de los cites impregnaban a Ávila de emoción tras clavar en un baldosín. El medio rejón sin muerte, como antesala de un pinchazo y de otro rejón que sí la tuvo, enfriaron la petición que se quedó en una ovación con saludos.
 
Leonardo pinchaba al mansito tercero de Adolfo, al que tuvo que llegarle mucho con Enamorado para sacarle de las querencias en banderillas que ya había marcado de salida. Calimocho puso la emoción trastabillada con dos piruetas con el toro babeando la grupa del caballo. La oreja llegó en el sexto con el que Leonardo dio el do de pecho toreando muy templado y arriesgando en la salida de los pares entre el toro y las tablas. Sensacional Hernández con el toro escoba dándole siempre las ventajas hacia los adentros y exponiendo mucho con las cabalgaduras. Oreja.
 
  • Plaza de Ávila. Sábado, 5 de junio. Lleno permitido de "No hay billetes". Se lidiaron 6 toros de Adolfo Martín reglamentariamente despuntados para rejones, bien presentados en su conjunto; destacó la movilidad del 2° y la nobleza y calidad del 5°.
    Rui Fernandes (casaca verde hoja) oreja y ovación con saludos.
    Diego Ventura (chaquetilla azul noche) ovación con saludos y oreja con fortísima petición de la segunda, y dos vueltas al ruedo.
    Leonardo (chaquetilla gris) ovación con saludos y oreja.
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